Hoy, 11 de octubre, se celebra el Coming Out Day, una celebración que se ha extendido desde Estados Unidos al mundo. Se trata de una fecha para que las personas LGBTI reflexionemos sobre la realidad, lo que significa, y lo que nos depara el, precisamente, ser LGBTI.
La fecha fue implementada por el Dr. Robert Eichberg y Jean O’Leary en 1988, en conjunto con la celebración de la Segunda Marcha por los Derechos de Gays y Lesbianas, que tuvo lugar en Washington DC, Estados Unidos, para pedir la igualdad de derechos para todas las personas sin discriminación. Los eventos del “National Coming Out Day” o Día para salir del Closet, son usados para sensibilizar a la población general sobre los movimientos LGBTI en un esfuerzo de brindarles una cara más familiar.
En la vida de toda persona LGBTI, salir del armario es el paso fundamental que significa darnos a conocer al mundo como personas no heterosexuales. Por tanto, es donde comienza nuestra lucha y reivindicación por una igualdad real y efectiva que cada día está más cerca, pero a la que todavía no hemos conseguido llegar en todas las partes del mundo. Pero también es un momento en muchas ocaciones lleno de temores y dudas, de recelos y sensaciones extrañas con los que más queremos.
En los Estados Unidos, la Human Rights Campaign organiza el evento para promover la concientización de familias LGBT viviendo honesta y abiertamente. Candace Gingrich se convirtió en el portavoz del evento en abril de 1995. El Coming Out Day no fue celebrado en el 2001 en los Estados Unidos, ya que se sería llevado a cabo en el día que se cumplía un mes de los atentados terroristas del 11 de septiembre. En septiembre de 1997, Betty DeGeneres, la madre de la actriz y comediante Ellen DeGeneres fue imagen de la campaña.
MIEDOS
Salir del armario con la familia significa abrirnos totalmente con las personas que más nos quieren, que incondicionalmente van a estar a nuestro lado. Pero, en ocasiones, es el paso más complicado.
Hoy es un día de reivindicación, pero sobre todo de visibilidad, un día para ayudar a los demás a dar el paso de normalizar nuestra condición sexual.
Lo más importante en estos momentos es pensar a quién se lo quieres decir primero, o qué personas quieres que lo sepan por ti y no por terceros. Seguramente serán los más importantes de tu círculo familiar. No dejes al azar el que se puedan enterar por alguien que no seas tú. Contar los aspectos importantes de tu vida forma parte de ser una familia. Antes de dar cualquier paso, debemos reflexionar, y saber si estamos listos para decirlo implica que ya habrás pensado qué cosas puedes perder, literal o simbólicamente, y que ya has llegado a la conclusión de que merece la pena decirlo porque tienes mucho más que ganar.
Prepárate para cualquier reacción. En muchas ocasiones, los padres actúan como esperamos que lo hagan. No en vano hemos pasado muchos años viviendo con ellos. Pero puede ocurrir que, incluso por circunstancias ajenas a lo que le estamos contando, actúen de un modo que no esperábamos. Mejor ir preparadx.
Son muchos los miedos y preguntas que nos pueden surgir cuando vamos a dar el paso a salir del armario, ¿Cómo salir del armario con mis hijos?, ¿Soy muy mayor para salir del armario?, ¿Salir del armario a los 30?, ¿Por qué no sales del armario donde trabajas?.
No hay dos personas LGBT que sigan la misma trayectoria al salir del armario; Algunas se ven obligados a salir a patadas, otras sólo están listas cuando están listas, e incluso hay algunas personas que jamás cuentan que son homosexuales, y viven una vida incompleta. Pero cada vez son más las que deciden dar el paso, tengan la edad que tengan, porque ¿sabes qué?: nunca es tarde para ser feliz, y la única manera de serlo es siendo honesta contigo misma y con lo que sientes.
Pese a que la edad más común para aceptar la orientación sexual suele rondar la adolescencia, muchos factores pueden jugar un papel crucial a la hora de o bien no darte cuenta, o bien negar tus sentimientos. Es un proceso absolutamente personal, y muchas veces se tarda tiempo en descifrar y componer lo que sentimos. Pero la clave está en mirar hacia el futuro, en lo que nos espera, y saber que nuestra vida va a mejorar.
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