Conocido ilustrador y artista gráfico, además de alcalaíno, Malagón lanza al mercado una nueva apuesta humorística con el toque que le caracteriza: una sutileza ausente junto a una inagotable inventiva.
Bajo el título de ‘En estado crítico’, presentaba en su natal Alcalá de Henares un libro de humor gráfico en el que da muestra, una vez más, de su manera de contemplar el mundo. Un estilo metafórico, ácido y combativo que le ha llevado a ser uno de los ‘activistas gráficos’ más conodidos y reseñables del panorama nacional.
‘En estado crítico’
Rozando la centena de páginas, concretamente 92, Malagón nos regala ilustraciones que, nos atrevemos a vaticinar, harán las delicias de los amantes del humor gráfico. Una buena premisa a la que hay que añadir que el prólogo corre a cargo de Fernando Berlón, periodista y director de ‘La Cafetera’ (Radiocable.com), un remate de lujo que nos invita a zambullirnos, aún más, en el ‘universo Malagón’.
El Código Malagón, es un recorrido en viñetas sobre temas de actualidad diaria: la política, la economía, la inmigración, la cultura o el medio ambiente.
Más Malagón en Alcalá
Coindidiendo con la presentación de ‘En estado crítico’, Alcalá de Henares acoge la muestra ‘El código Malagón’, que se podrá visitar en la sala de exposiciones del Antiguo Hospital Santa María la Rica hasta el 18 de junio en horario de martes a sábado de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 horas, los domingos de 11:00 a 14:00 horas y los lunes permanecerá cerrada. Además, la entrada es gratuita.
Un recorrido por las viñetas del alcalaíno ilustrador, a base de imágenes icónicas y conceptuales, sobre temas de actualidad diaria, como es el caso de la política, la economía, la inmigración o la cultura, con la intención de analizar nuestra sociedad bajo un prisma distendido, pero no por ello menos importante, como lo es el humor.
Objetivo conseguido
José Rubio Malagón siempre ha tenido presente su meta. Dibujar, aunando ese talento a su ingeniosa mente crítica, a la vez que divertida, daba como resultado lo inexorable. Su carrera como artista gráfico no comenzó, pese a eso, de forma optimista. Estudió Historia del Arte, por temor a que Bellas Artes no tuviese grandes salidas profesionales. Pero no cejó. El empeño de lograr lo que quería fue más fuerte que los miedos. Apostó todo. Ganó más.
Supo encontrar su sitio en la Dirección General de la Universidad de Alcalá de Henares, entre examen y examen, y abandonó puestos de trabajo muy responsables, pero poco incentivadores, por intentar darle luz a sus ácidas y reivindicativas viñetas. Un espíritu que le ha llevado a colaborar con El País Semanal, ABC y Forbes, entre otros, con unas críticas más que aduladoras.