Investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), más concretamente del grupo ‘Neurofisiología visual’, se encuentran inmersos en un proyecto de investigación para obtener un optofármaco que podría curar enfermedades como la retinosis pigmentaria, una enfermedad que causa ceguera, sin ningún tipo de intervención quirúrgica.
La investigación ha sido publicada en la revista ‘Nature communications’, una investigación en la que participan diferentes grupos de investigación de distintas instituciones, una investigación que se encuentra liderada por Pau Gorostiza y Amadeu Llebaria. Pedro de la Villa, profesor de la UAH y coordinador del grupo ‘Neurofisiología visual’, ha explicado al Diario digital de la Universidad de Alcalá la importancia de la obtención de este medicamento, así como el papel que están desempeñando los investigadores complutenses.
“La idea inicial parte del investigador Pau Gorostiza, que se dedica a diseñar moléculas. En este caso, Gorostiza ya había creado una molécula sensible a la luz (fotosensible) que, cuando recibe el efecto de la luz, produce una reacción, un cambio de forma. Son los denominados ‘photoswitch’”, ha apuntado Pedro de la Villa. “Lo importante, en este caso, es que esta molécula tiene actividad sobre un receptor ubicado en células nerviosas, encargado de ‘despertar’ a estas células. Inicialmente que si estas moléculas se aplican sobre el receptor y reciben un estímulo lumínico, las células se excitan, cambian”, señala.
Tras este hallazgo el doctor Gorostiza se puso en contacto con diversos grupos de investigación, entre los que se encuentra el suyo. Según nos relata el profesor de la UAH, tras 4 años de trabajo, se ha comprobado que esta sustancia puede ser utilizada como prótesis molecular, algo que ayudaría a restaurar la visión en ciertos casos de degeneración de retina.
Ante el verdadero resultado que pueda generar esta investigación, nuestro profesor destaca que, “sabemos lo que hacen las moléculas en células, sabemos lo que hacen en un tejido y ahora estamos en la fase de experimentar con modelos animales, en una fase de investigación preclínica”. “Queda mucho camino por recorrer pero hasta ahora los resultados han sido espectaculares, por lo que esperamos que todo el proceso que exige la experimentación preclínica para llevar el fármaco a un ensayo clínico sean positivos”, ha concluido.
“Hay esperanzas en ese ámbito y hay esperanzas más allá porque en el equipo del doctor Gorostiza se están depurando las moléculas para conseguir que, además de que los sujetos puedan ver haces de luz, sean capaces de distinguir contornos (una puerta, una pared), gracias a la percepción de contrastes y con ello conseguir una visión más fisiológica”, ha destacado el profesor.