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Remar es mucho más que un mercadillo, una tienda de objetos de segunda mano o un grupo de personas que se dedica a recoger muebles usados. La ONG, que se fundó en el País Vasco en los años 80 para trabajar con personas con adicciones, trabaja hoy en día en la ayuda de todo tipo de personas, mediante su hogar social, su comedor, sus casas de acogida y la labor de cientos de voluntarios que prestan su tiempo y su vida a ayudar a los demás y a evangelizar con un mensaje de esperanza.
Como explica el responsable de la zona Este, Marcos Díez, "en Remar nos encargamos de ayudar a colectivos marginales, tanto de una forma integral como pueda ser con alojamiento, darles techo, comida, en una vida comunitaria, como también con una ayuda asistencial, como este comedor". Díez explica que durante la Pandemia, Remar no ha cerrado las puertas y ha recogido a más de 500 personas.
Aunque los inicios de la organización se basaron en la integración de personas con diferentes adicciones, hoy en día Remar ayuda a colectivos muy variados, "tenemos familias completas, que a veces nos llaman desde la misma calle", explica Marcos. Y es que, como señala es responsable de la ONG, "Remar es un lugar de socorro de situaciones de verdadera emergencia". Personas que llegan desde los Servicios Sociales, desde el Hospital o por su propio pie, para procurarse una salida y una vida mejor. Díez explica que "uno de nuestros motores viene basado en el evangelio, pero nosotros no hacemos distinción con el que viene" y nos detalla el caso de un chico musulmán al que han ayudado desde Remar.
En cuanto al funcionamiento de la ONG en nuestra zona, Marcos nos detalla que cuentan con una casa de segunda fase en los Hueros y otra en vía Complutense, lugares desde los que las personas empiezan a tener mayor contacto con la sociedad. Además, Remar cuenta con un hogar en el Parque Natural "en el que estamos cerca de 100 personas viviendo, con cerca de 30 niños que van cada día al colegio desde nuestro hogar". "Este hogar está conformado por personas que han decidido integrarse en Remar como voluntariado y dedicar su tiempo y vidas a ayudar a otros, o personas que necesitan un tiempo para rehacer sus vidas", explica el responsable de la asociación. Además, Remar tiene un comedor social que da entre 50 y 60 comidas al día, en la calle Núñez de Guzmán.
La financiación con la que cuenta Remar es fundamentalmente privada. "Desde sus orígenes comenzó con capital familiar, y cuando se agotaron empezaron fuentes de ingresos de otro tipo, fundamentalmente empresas solidarias", explica Marcos. Comenzó con una tienda de objetos de segunda mano y con los beneficios se iban soportando los gastos para mantener este tipo de hogares, "así, cada vez que se extiende un Remar en algún lugar, la visión solidaria debe ir acompañada de una fuente de recursos, fundamentalmente los rastros, tiendas un poco al estilo del Ejército de Salvación inglés", asegura Díez. Junto a esto, tienen algunas provisiones de socios, sobre todo apadrinando niños y proyectos con algunos Ayuntamientos, así como subvenciones gubernamentales, sobre todo para actuaciones en el extranjero. Pese a esto, Díez asegura que "en España no tenemos casi ayudas, tenemos que autofinanciarnos". En este sentido, el responsable de Remar explica que, si bien el Ayuntamiento deriva casos y deja constancia de lo que se atiende desde la ONG, no les da ninguna ayuda por su labor.
De cara al futuro, Remar centra su vista en el reciclaje, "algo que va muy bien con nuestra idea de aprovechamiento, de recuperar vidas", aunque en el área social la idea es seguir extendiendo su labor y seguir contando con voluntarios y trabajadores. "Vivimos en una sociedad en la que hay una demanda real. Hay muchas familias necesitadas y esperamos seguir ayudando", concluye Marcos.