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María Álvarez: "Cuando se fue la última paciente del Pabellón Rector Gala fue como una recompensa"
La estudiante de enfermería que ha colaborado de manera voluntaria en el hospital de campaña destaca todo lo aprendido en logística, coordinación y organización

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Entrevista a María Álvarez

Alcalá de Henares |

María Álvarez ha sido una de las estudiantes de enfermería voluntarias que han dado apoyo en el hospital de campaña que Médicos sin Fronteras puso en marcha en el Pabellón Rector Gala de la Universidad de Alcalá para dar apoyo al Hospital Príncipe de Asturias en los peores momentos de la pandemia por Coronavirus.

María nos explica que "cuando se empezó a desbordar el Hospital y Alcalá entera, a la gente de nuestra clase se nos ofreció ayudar porque se necesitaban muchas manos". La estudiante alcalaína señala que "al principio no lo tenía muy claro porque no sabía donde nos estábamos metiendo y si íbamos a poder ayudar como esperaba, pero al final viendo que los compañeros de mi clase sí que pudieron ayudar decidí sumarme porque no quería estar sin hacer nada y coincidió que era justo cuando abrió el pabellón Rector Gala".

La enfermera lleva haciendo prácticas desde 2º de carrera y destaca que "la mitad del año la pasamos en el hospital o en algún Centro de Salud". Aún así, asegura que "en el pabellón aprendí muchas cosas que quizá en otro tipo de práctica en el hospital no hubiese aprendido, porque como era un hospital de campaña era también muy importante la parte de logística, de gestión de material, un poco de coordinación de todo, que a lo mejor en otro hospital eso ya está establecido y solo hay unas órdenes y luego te tienes que despreocupar, pero aquí al final todo lo teníamos que hacer nosotros: si había que coordinar algo tenía que ser entre el equipo, y al final esas dotes de logística, coordinación, organización, etcétera, pues sin duda no las hubiese aprendido de otra forma". En cuanto a los cuidados a los enfermos, Clara señala que, con excepción del oxígeno, del que había que estar un poco más pendiente, eran bastante rutinarios.

Con un total de más de 100 pacientes, el Pabellón Rector Gala contaba con unos 5 enfermeros por turno, que llegaron a establecer un vínculo especial con los enfermos, ya que la mayoría han pasado meses en el hospital. En este sentido, el día del cierre del Hospital de Campaña, cuando se fue la última paciente, Clara lo recuerda con mucha emoción, "fue como una recompensa, - declara - ver como hemos hecho bien nuestro trabajo y esperemos no tener que volver a abrir un hospital de campaña aquí". "Ver que la ultima paciente se va bien pues también reconforta", asegura la enfermera.

Al día siguiente de la partida de la última paciente, se cerró fisicamente el pabellón. Aunque el despliegue seguirá operativo unos meses más, en previsión de un posible rebrote de la enfermedad, Clara y sus compañeros recogieron todo el material, un momento que la estudiante recuerda también de una manera emotiva, "porque ya era como que no había vuelta atrás".