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Pedro Carrillo escribe una emotiva carta a su amigo Eliseo Briones, barrendero fallecido por coronavirus
Eliseo y Celestino González eran barrenderos de la ciudad de Alcalá y ambos han fallecido por coronavirus
Alcalá de Henares |

Pedro Carrillo, amigo de Eliseo ha querido dedicarle unas bonitas palabras en una carta de despedida en la cual inicia un paseo por la historia de Alcalá de Henares contando cómo fue pasear desde niño por esta ciudad acompañado de su gran amigo. Carrillo menciona lugares tan emblemáticos como el cine Paz, el puesto de la Cruz Roja o el Colegio Miguel de Cervantes en el que ambos se conocieron.

“No sé cómo empezar: ese viernes que no debería haber existido, ese titular de los barrenderos fallecidos que enseguida me llamó la atención. Porque cuando leí tu nombre en el periódico, quise creer que quizás no eras tú. Que era otro Eliseo, que lamento también su muerte igual que la de Celestino. ¡Pero no podía ser mi amigo! ¡Mi amigo no! Éramos amigos desde que teníamos diez u once años, quizás fuiste el primer amigo que tuve al llegar a Alcalá, o de los primeros”. Así comienza Pedro su desgarradora carta, contando como a través de un periódico pudo enterarse de que su amigo había fallecido.

Pedro continuará su despedida recordando los momentos juntos y quedándose con los buenos recuerdos que perdurarán siempre en su memoria:

Hemos vivido tantas cosas juntos, hemos soñado tantas cosas juntos, cuando éramos casi críos y después de adolescentes.

Nos conocimos en el colegio Miguel de Cervantes, vivimos mucho tiempo en la misma calle con un portal de por medio, su casa era la mía y la mía la suya. Recuerdo el grupo que formábamos, con Julián y Jesús, íbamos siempre juntos a todos los lados, parecíamos los cuatros mosqueteros. Cuando salíamos del colegio todas las tardes, nos íbamos a los cines, tú y yo en el Cervantes y Julián y Jesús en el Paz, a vender en los descansos de las películas con una cesta de madera colgada al cuello. Gritábamos: pipas, caramelos, etc. Qué bien lo pasábamos en el transcurso del tiempo que teníamos hasta el siguiente descanso, paseando por las calles de Alcalá y haciendo alguna trastada. Otras veces, cuando las películas eran para mayores de dieciocho años nos subíamos a la sala de proyección para que no nos viera la policía.

Tuvimos otra etapa que fuimos monaguillos los dos en Santa Úrsula. Después de las misas, las monjas nos daban unas galletas que estaban muy buenas, y el padre Palero también nos daba galletas pero de las que dolían, tenía mala uva. Estuvimos trabajando juntos muchos años en el almacén de fruta. Siempre salíamos juntos los dos, pues con Julián y Jesús nos fuimos distanciando poco a poco.

Qué bien lo pasamos en Carrizosa, tú pueblo. Después decidimos apuntarnos voluntarios juntos, también en la Cruz Roja, siempre nos gustó ayudar a los demás, allí hicimos grandes amigos. Vivimos momentos duros, pero también lo pasamos muy bien, al final decidimos hacer el servicio militar allí. Cuando estábamos fuera de servicio íbamos a las discotecas por las tardes, y a veces acabábamos en alguna pequeña pelea, pero contigo en plan “Bud Spencer” se resolvía pronto.

Estando en la Cruz Roja fue cuando conocí a Toñi, mi mujer, y mi tiempo ya estaba más repartido, pero el afecto entre nosotros siguió igual. Estuviste en mi boda, conociste a mis hijos, siempre que podíamos quedábamos para tomarnos algo, en Semana Santa por las noches siempre nos encontrábamos en las procesiones, pues tu siempre trabajabas de tarde-noche, e ibas por delante de ellas y me informabas sí iban con retraso o, no.

GRACIAS Eliseo, por haberme permitido formar parte de tu vida, por ser un buen amigo y mejor persona, nunca te olvidaré. Y si realmente hay un Dios, cosa que dudo, A TI te tiene que haber puesto a su lado, para que le asesores, y seguro que le has dicho que no debería permitir lo que pasa aquí en la tierra.

Estés donde estés, seguro que estarás con tu padre, los dos víctimas de este maldito coronavirus.

Mil gracias ¡AMIGO! por todos estos años que hemos coincidido”.