La misión Solar Orbiter, desarrollada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboración con la NASA, fue lanzada desde Cabo Cañaveral el pasado día 10 de febrero. Tratará de responder a las grandes preguntas de la ciencia sobre el Sol y el sistema solar para entender la forma en que nuestra estrella, gracias al viento solar (una continua “brisa” de protones y electrones en su mayor parte emitidos por el Sol), crea y controla la gigantesca burbuja de gas totalmente ionizado que la rodea, conocida como Heliosfera, y cómo influye en los planetas contenidos en ella y particularmente en la Tierra.
Para ello, Solar Orbiter lleva un total de diez instrumentos científicos, cuatro in situ (entre ellos, el Energetic Particle Detector (EPD), liderado por el Grupo de Investigación Espacial de la Universidad de Alcalá) y seis de detección remota. Los instrumentos in situ miden las condiciones que rodean a la propia nave, mientras que los de detección remota miden qué ocurre a larga distancia, en el mismo Sol.
Este proyecto tratará de responder las grandes preguntas sobre el Sol y el sistema solar
Los datos obtenidos con ambos grupos de instrumentos se combinarán para construir una imagen completa de lo que está ocurriendo en la corona y el viento solar. Solar Orbiter girará alrededor del Sol en una órbita elíptica con una distancia mínima inferior a la de Mercurio. Además, gracias a los impulsos gravitacionales que obtendrá en sus encuentros recurrentes con Venus, la nave se irá alejando del plano donde orbitan todos los planetas del sistema solar, lo que le proporcionará una perspectiva única y le permitirá observar los polos del Sol.
Desde los primeros días tras su lanzamiento, hasta el pasado 15 de junio, los distintos equipos que han desarrollado los instrumentos de la misión se han encargado de su encendido y puesta en funcionamiento, realizando procesos de calibración previamente planificados para que, de este modo, los datos que proporcionen tengan una gran calidad y puedan ser utilizados por toda la comunidad científica internacional.
Desde el pasado día 16 de junio, la misión se encuentra en la llamada “fase crucero”, en el que irá realizando maniobras orbitales hasta alcanzar la órbita definitiva en noviembre de 2021, dando comienzo a la fase científica propiamente dicha. Durante esta fase crucero, los instrumentos remotos permanecerán apagados, pero no así losin situ, incluido EPD, que permanecerá encendido en todo momento, salvo en aquellas maniobras que pudieran suponer un riesgo para el instrumento.
Solar Orbiter es la primera misión espacial con liderazgo español en dos instrumentos: el EPD, liderado por la Universidad de Alcalá y la Universidad de Kiel (Alemania), y el magnetógrafo PHI, liderado por el Instituto Max Planck de Investigaciones del Sistema Solar (Gotinga, Alemania) y el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), de Granada.