El 11 de marzo está señalado en el calendario como el Día de las Víctimas del Terrorismo, un día de conmemoración que coincide en la misma semana que el Día Internacional de la Mujer, dos días internacionales que requieren de la unidad de todos los españoles y las fuerzas políticas que nos representan para condenar la violencia machista que durante décadas han sufrido las mujeres y la violencia terrorista que durante décadas hemos sufrido todos los demócratas y que han causado varios miles de víctimas y heridos.
Por desgracia el 8M, la unidad se rompió por la ausencia de la extrema derecha que no consideró suficientemente patriota defender los derechos del 50% de las ciudadanas españolas, estos días lamentablemente el otro extremo político, los populismos de izquierda, son los que rompen la llamada a la unidad mediante el juego de flirteo con los herederos políticos de la banda terrorista ETA y legitimación que realizan de la violencia terrorista.
Las víctimas se merecen nuestro recuerdo, homenaje y respeto, pero también nuestra dedicación para que jamás quede en el olvido la injusticia que sufrieron.
La memoria es un acto de respeto, un ejercicio de justicia y de dignidad con las víctimas y con sus familiares. Incluso, diría que la memoria es una exigencia moral para todos los demócratas y las personas de buena fe.