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Tribuna abierta No Adscrita Arganda
Vargas o el poder de la ciudadanía
Arganda |

Hace cuatro años vino a verme una vecina de nombre Carmen, porque pensaba que la manifestación por el Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (25N) debía hacerse también en Arganda del Rey. “Cualquiera podría sumarse, la organización no supondría coste para el Ayuntamiento, hay personas que no pueden desplazarse a la de Madrid…” me dijo. “¿Cómo no se le ha ocurrido a nadie antes?” contesté. Trasladé la idea al Consejo de la Mujer diciendo que era aportación de una vecina. Contó con un taller previo donde escribimos en cartulinas mensajes por la igualdad.

Dos años (hasta la pandemia) hubo manifestación y Carmen entre el grupo, sin que nadie supiera que ella era la artífice de la iniciativa. Desde entonces he tenido la inmensa fortuna de contar con sus serenos consejos en otras propuestas que han sido aprobadas hasta en plenario. El impacto de la oposición es limitado, pero imagínense el poder de la ciudadanía cuando sea escuchada por los gobiernos. Sólo a ellos obedece el funcionariado. Tienen el control sobre los medios. Lástima que traten a la vecindad no como sujeto de derechos sino como mero “cuerpo electoral”. Olvidan incluso que es la que paga sus sueldos.

La participación no se agota con el acto de votar.

Arganda se despide con una mezcla de pena y esperanza de quienes, como doña Carmen Vargas, se han ido dejándonos su ejemplo de vida y un legado de valores sobre los que sembrar.