Miguel Ibarra
Es mediodía, hora punta para el almuerzo neoyorquino, las grandes oficinas expulsan trabajadores en busca de un almuerzo digno que llevarse al estómago y, cómo no, con la norma de que sea algo rápido y, preferiblemente, que no maltrate nuestro cuerpo. Es ahí, en ese vacío de espacios gastronómicos rápidos, deliciosos y nutritivos, donde surge la experiencia de las ‘food trucks’.
Sin embargo, esta sensación no se ha quedado anquilosada en el gigante americano, sino que ha ido saltando a numerosos países, también a España.
Con ocasión del Mercado de Palacio, que amenizará nuestro municipio el tercer fin de semana de cada mes, se produjo un momento de disfrute que reunió a cientos y cientos de boadillenses que no quisieron pasar por alto tal ocasión, recibiendo numerosas camionetas, entre ellas la “Gamberroneta” de Carlos Maldonado.
“No tengo palabras”
Carlos Maldonado, chef “gamberro” donde los haya y ganador de MasterChef 3, se desplazó con sus fogones hasta nuestro municipio para sorprender a los boadillenses con su mejor arma, la comida.
Si bien, parece que la mayor sorpresa se la llevó él, “ha sido una acogida espectacular, de verdad, ha sido muy por encima de las expectativas”, declara el chef. “No teníamos descanso. No hemos comido, no hemos cenado. Ha sido una locura pero ha sido espectacular”, comenta, mientras destaca la cantidad de gente que quiso vivir la experiencia, sobre todo la que lleva su ‘punch’ personal.
Un menú de lujo
Para todos aquellos que opinan que la experiencia ‘food truck’ tan solo nos acerca los típicos sabores de una Burger o un Hot Dog, que “no quiere decir que un perrito caliente de toda la vida esté mal”, defiende Carlos, solo que a él le gusta “ponerle un toque canalla, un ‘punchy’ diferente”.
Un Bao, “un pan que hacemos al vapor con un guiso de carrilleras tradicional o rabo de toro”, una Burger con buen “rollo” y un ‘Hot Dog’ cuyos aderezos, lejos del kétchup, eran de “salsa kimchi y mirin”.
“Yo no quiero servir un perrito caliente normal, quiero que sea así, con un toque divertido”, admite el chef. “Un chef tiene que tener ese toquecito gamberro, ese ‘punch’ que te explote el paladar”.
Un restaurante itinerante
“Llevamos un ‘food truck’ porque es la fusión de mi antigua profesión, que es la venta ambulante; y mi pasión, convertida ahora en profesión, que es la cocina”, nos relata Carlos, quien destaca que la mayor diferencia entre un food truck y un restaurante al uso es que “en un restaurante, la gente tiene que ir a verte, mientras que con el ‘food truck’ tú vas a verles, es como devolverles un poquito de todo lo que me han aportado”.
Boadilla se rinde así al ‘food truck’, una manera deliciosa y divertida de experimentar todos los sabores de las metrópolis y de los grandes chefs, eso sí, en la puerta de casa.