Son muchas cosas de las que os podría hablar, pero me gustaría explicaros en esta tribuna el motivo del acto que celebramos el pasado sábado, 3 de julio, en la rotonda de la confluencia de la avenida de la Armada Española con la calle Méndez Núñez.
Un acto con el que rendimos homenaje a los héroes de la batalla naval entre la Escuadra española y la estadounidense en Santiago de Cuba, uno de los acontecimientos más dramáticos y a la vez, heroicos, de nuestra Historia, y del que se ha cumplido ya el 123º aniversario.
El 3 de julio de 1898, tuvo lugar dicho combate, que acabó con la rotunda derrota de nuestras naves, el fallecimiento de 323 de nuestros marinos y un balance de 151 heridos y casi 2.000 prisioneros españoles, mientras que, por parte de la Escuadra norteamericana, hubo tan sólo un muerto y dos heridos. Este fracaso supuso la pérdida definitiva de nuestras últimas colonias de ultramar, de lo que había sido el Imperio español.
En medio de aquel desastre, destacó un hombre, el Almirante Pascual Cervera Topete, a quien rendimos homenaje en el acto que dio nombre a dicha rotonda, porque con su actuación aquel día al frente de nuestras tropas, demostró poseer unas cualidades excepcionales, como tantos héroes españoles de nuestra Historia.
Cualidades como el valor, para cumplir, sin lamentaciones, con su deber; el coraje, para no dejarse llevar por la gravedad extrema de las circunstancias; la generosidad, para anteponer la integridad de sus hombres y minimizar todo lo posible el número de víctimas, aun a costa de su prestigio; en definitiva, cualidades que se resumen en el sentido del honor, que hoy, 123 años después, parece estar tan desfasado.
Valores, todos ellos, que deben ser expresiones del fascismo, según nos descubrió en 2018 Ada Colau, ya que calificó al Almirante de “fascista” antes de retirarle la calle a la que daba nombre en el centro de Barcelona. <>, fueron sus palabras. “El Almirante Pascual Cervera fue un facha”, dijo la alcaldesa de Barcelona.
Pero, por mucho que se empeñe Colau, es difícil que esta afirmación sea cierta, porque el héroe de la guerra de Cuba murió en 1909, cuando a Mussolini le quedaban todavía diez años para sentar las bases del Partido Nacional Fascista. Si Pascual Cervera hubiera sido fascista, estaríamos ante un caso excepcional de viaje en el tiempo.
Todavía mejor fue la actitud del alcalde de Palma con el Almirante. José Hila incluyó a este héroe de la Armada entre los personajes históricos franquistas que no merecían estar en el callejero de la ciudad mallorquina. O sea, que Cervera no sólo fue fascista, sino que también fue franquista, habiendo fallecido cuando Franco tenía 17 años. Otro caso insólito de magia histórica.
Rendimos homenaje a los héroes de la batalla naval entre la Escuadra española y la estadounidense en Santiago de Cuba
No seré yo quien le diga a estos alcaldes, ni a nadie, queridos vecinos, lo que tiene que hacer. Pero sí ejerceré siempre mi derecho y mi libertad de decir que están muy equivocados con respecto al hombre que homenajeamos, como es fácil comprobar. Y también ejerceré este derecho y esta libertad para señalar una cuestión que me parece importante para el futuro de nuestra nación y de nuestros compatriotas.
El problema de Colau y de Hila con Pascual Cervera no es el fascismo. Su problema es España. Tienen un problema con todo lo que de positivo tiene nuestro país. Por eso, reniegan de nuestra Historia. Falsean las biografías de nuestros héroes. Ridiculizan aquello que nos caracteriza como Nación. Porque a ellos la Nación no les gusta. Y tratan de imponernos sus gustos a los demás.
Pues bien. Lo que para los regidores de Barcelona y de Palma es un problema, para el equipo de Gobierno de Boadilla es un orgullo. Donde Hila y Colau ven fantasmas del fascismo, nosotros vemos hechos históricos de nuestra patria. Algunos de ellos, plagados de héroes. Héroes como el Almirante Cervera.
Estas fueron las palabras que dirigió a sus hombres antes de enfrentarse a la escuadra estadounidense, sabiendo que se trataba de una batalla perdida:
“He querido que asistáis conmigo a esta cita con el enemigo luciendo el uniforme de gala. Sé que os extraña esta orden porque es impropia en combate, pero es la ropa que vestimos los marinos de España en las grandes solemnidades, y no creo que haya momento más solemne en la vida de un soldado que aquel que se muere por la Patria. Hijos míos, el enemigo nos aventaja en fuerzas, pero no nos iguala en valor”.
Mientras que a algunos este sentido del honor les provoca risa, rechazo o aversión, a nosotros nos llena de orgullo ser herederos de esta manera de entender la vida. Como gesto de justicia, de reconocimiento y de patriotismo, hemos puesto el nombre del Pascual Cervera en el mapa de Boadilla. Queridos vecinos: estoy seguro de que el Almirante está encantado de tener su espacio propio en el mejor municipio del mundo. Una ciudad que honra a nuestros héroes y les da a conocer a las futuras generaciones. Que su ejemplo nos guíe siempre.