Este mes se presenta al Pleno de Boadilla el presupuesto preparado por el Partido Popular para 2022. Un año más nos encontramos frente a un “copia y pega” del año anterior, con algún toque de maquillaje para justificar que algo se han trabajado. Un presupuesto incrementalista, con partidas generalistas que poco o nada detallan en qué se va a gastar el dinero de los vecinos.
Y todo ello acompañado de más recaudación (con subida de impuestos incluida y aumento del importe por multas), y de más gasto público, incluyendo más sueldo para sus 12 asesores personales (unos 750.000 €) y la friolera de 874.000 € para su chiringuito particular, la EMSV, donde tienen colocados a afiliados y simpatizantes. Y sin renunciar a los escoltas y el coche oficial del alcalde, ni a los más de 450.000 € en publicidad de diferente índole. Sin olvidar, claro, los 132.000 € para las feministas, o las subvenciones dadas “a dedo” a quienes ellos estiman oportuno. Vamos, exactamente lo que hace el PSOE allá donde gobierna.
Un año más nos encontramos frente a un “copia y pega” del año anterior
Y por si todo esto fuera poco, encima la previsión de ingresos por plusvalía y por la participación en los tributos del Estado (lo que el gobierno “paga” al Ayuntamiento, para que nos entendamos), es totalmente irreal una vez conocida la sentencia del Constitucional sobre dicha plusvalía, y los presupuestos generales del Estado.
En definitiva, el PP lleva al ayuntamiento de Boadilla a una situación muy complicada a corto plazo por su mala gestión, sus años de bonanza por la política del “ladrillazo”, que ya se está acabando, y por creer que con “pan y circo” para el municipio todo se soluciona.