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¿Quién es Alejandro Sawa? Esta es la pregunta que se hizo la escritora colmenareña Rocío Santiago Nogales, cuando escuchó su nombre de pasada a uno de sus profesores, que les explicaba que este autor había servido de inspiración a Ramón María del Valle-Inclán para crear a su inolvidable personaje de Luces de Bohemia, Max Estrella.
El nombre de Sawa se quedó en la mente de Santiago que este año ha presentado su primer libro, 'Alejandro Sawa, eterno personaje. Más allá de Max Estrella", dedicado, por supuesto, a este escritor bohemio y "maldito", como ella misma lo describe.
"Alejandro Sawa fue un escrito bohemio de finales del Siglo XIX y principios del siglo XX que ya no es otra cosa que Max Estrella, pues Valle-Inclán se inspiró en él para crear a este personaje. La figura de Alejandro Sawa hay que seguir reivindicándola como uno de los autores que se adhirió al naturalismo, pues sus primeras obras son de un naturalismo feroz", nos explica en la entrevista la autora.
Sawa vivió una vida de miserias como artista y acabó muriendo ciego, loco y pobre, no obstante se quedó en la memoria de alguno de los autores más importantes de la literatura nacional que lo reivindicaron a través de sus personajes. "Murió ciego, loco y pobre y la literatura lo arrinconó, y esto produjo en Valle Inclán un gran shock y entonces lo convirtió en personaje. Lo interesante de este libro es que no es solo Max Estrella, Sawa era lo suficientemente reconocido como para ser el personaje de muchas otras obras", cuenta Santiago, "de ahí estaba la necesidad de escribir este libro de sacar todas las figuras, todos los personajes literarios de los que alguna vez se ha dicho que era el bohemio Alejandro Sawa y hacer una comparación entre realidad y ficción, ese es el propósito de este libro y la necesidad de escribirlo".
"Es por antonomasia el escritor bohemio maldito de nuestra literatura. No triunfó por ser un idealista, creía realmente en el ser humano, en la honestidad, bueno, llegó a decir que era peor no tener talentos a no tener pantalones. Con esa filosofía de vida era evidente que no se iba a preocupar mucho por hacer dinero, entonces eso le condujo a la ruina, el no ser práctico en la vida, además se adhirió al naturalismo y eso tampoco encajaba en España. Sawa no pasaba la censura, no quería pasar la censura, criticaba ferozmente, los periódicos más importantes de la capital le iban retirando las colaboraciones en prensa", recuerda la escritora.
Murió ciego, loco y pobre y la literatura lo arrinconó, y esto produjo en Valle Inclán un gran shock y entonces lo convirtió en personaje.
Para Santiago, el haber sacado adelante este, su primer libro, no ha sido un trabajo difícil, ya que nació de la adaptación de su tesis doctoral, pero sí se lamenta del momento tan complicado en el que finalmente ha dejado que vea la luz. Aun así, reconoce que el libro está llegando a mucha gente, e incluso ha podido vivir la experiencia de firmar ejemplares en la Feria del Libro de Madrid.
Incluso, el propio alcalde de Colmenar Viejo, su ciudad natal, la recibió en el ayuntamiento. "Fue todo un honor que el alcalde me quisiera recibir y la concejalía de cultura ya me ha propuesto multitud de actividades en las que puedo participar. Lo de que uno no es profeta en su tierra no se cumple en mi caso", reconoce Santiago, que además asegura que va a donar un ejemplar de 'Alejandro Sawa, eterno personaje' a la biblioteca municipal.
Entre las muchas curiosidades que ha relatado Santiago en su entrevista, una de las más interesantes es, sin duda, la anécdota que conecta a Alejandro Sawa con Rubén Darío, uno de los autores más importantes de la literatura en español, que parece que no era muy buen socio y amigo.
"Sawa introdujo a Rubén Darío en los círculos literarios parisinos cuando Darío no era tan conocido. Y cuando Sawa, ya estaba en Madrid pasando penurias sí que pidió auxilio a Rubén Darío, para el que había escrito ocho crónicas que se publicaron en la Nación de Buenos Aires y las había firmado Rubén Darío, y esto sale también a la luz en el libro que tenían un pacto acordado, tenían pagos acordados por esas crónicas y Rubén Darío nunca pagó sus deudas y este afecto a Sawa que no pudo publicar su libro Iluminaciones en la Sombra", relata la autora.