La Audiencia Provincial de Madrid condena a 28 años de cárcel a un profesor de Madrid, que responde a las iniciales de J.P.A.R, por acosar sexualmente a alumnas menores de edad por redes sociales. En concreto, el docente cometió cinco delitos de ciberacoso infantil, cuatro de exhibicionismo, un delito de abuso sexual continuado, un delito de pornografía infantil, y un delito de posesión de pornografía infantil.
Así, el detenido estuvo trabajando como profesor en un centro escolar de Alcobendas, durante el curso de 2018/2019, hasta que fue despedido en octubre de ese mismo año. Al parecer, el docente aprovechaba su condición para acosar a las menores, alumnas de entre 11 y 15 años de edad.
A lo largo del curso escolar, el profesor contactaba con las alumnas. En cierta ocasión, habló a una de las menores, de 15 años de edad, intentando mantener con ella conversaciones sexuales, y contándole experiencias que había tenido con otras chicas.
En cierta ocasión, habló a una de las menores, de 15 años de edad, intentando mantener con ella conversaciones sexuales
Además, el presunto delincuente mandaba fotografías de desnudos y de sus genitales a las menores, metiéndolas un chat llamado "las chupadoras". También les proponía mantener relaciones sexuales y les pedía que le mandaran fotografías de ellas desnudas. Sin embargo, estas alumnas no respondían a las peticiones.
En esta línea, el presunto acusado llegó a mantener relaciones sexuales con una de las alumnas. Un día, llegaron a quedar en las proximidades del colegio y, sentados en un banco, el docente parece que comenzó a tocar la parte íntima de la chica.
Por otro lado, en el año 2018, el docente se puso en contacto con otra chica menor de edad, de 11 años, y, tras mantener numerosas conversaciones, acudió a la localidad donde vivía la menor y la regaló un teléfono móvil con WhatsApp, donde le mandaba fotografías de desnudos y de sus genitales, y solicitaba a la chica que también lo hiciera, accediendo ella y enviándole las fotografías y vídeos.
Además, durante la investigación, se intervinieron varios teléfonos móviles y otros materiales donde se encontraban las pruebas: fotografías de desnudos y de menores, pornografía infantil... También, debido a estos episodios, las víctimas han presentado trastornos de estrés postraumático.
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