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Esta semana, la propuesta de ley para introducir nuevos gravámenes a empresas energéticas y financieras, en la que se ha añadido la enmienda del impuesto a las grandes fortunas, afronta su recta final en el Congreso y Pleno del próximo jueves.
El nuevo impuesto a la banca consiste, según lo que se acordó en la comisión, un impuesto del 4,8 % sobre sus comisiones e intereses netos. Este impuesto será obligatorio para todas las entidades financieras cuyos intereses y comisiones cobradas a los clientes superaron los 800 millones de euros en 2019.
Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha advertido durante su participación en el XXIX Encuentro del Sector Financiero, que el nuevo impuesto a la banca "no es buena idea" porque "empobrecerá masivamente." A su juicio, el Gobierno quiere introducir este nuevo impuesto con el único objetivo de "recaudar", dejando de lado los "sucesivos avisos de organismos nacionales, la incertidumbre económica o el informe del Banco Europeo."
Pactarlo encima con Bildu es sencillamente autoritario y, además, arbitrario
Para la presidenta, estos impuestos son "improvisados" y se han creado con una Ley "donde se esconde como enmienda a su vez, el impuesto de Patrimonio." "Hacerlo contra regiones como la Comunidad de Madrid y hacerlo de esta manera es de una nocturnidad pasmosa."
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Ayuso recuerda que esta enmienda que crea un nuevo impuesto en Madrid, "no viene acompañado de ningún informe de impacto económico ni se impone con el debido tiempo para que los ciudadanos puedan tener margen para gestionar su dinero ahorrado como consideren. Al contrario, el simple hecho de su debate frena la llegada de capital, que como libre que es, tiene otros muchos países donde asentarse", ha concluido la presidenta madrileña.