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Parece que las vacunas desarrolladas contra el covid-19 han perdido su eficacia frente a la nueva variante Delta. La irrupción de este nuevo "formato" del virus hace que alcanzar la inmunidad deseada sea cada vez más complicado.

Así, si antes se estimaba que la eficacia de estas dosis era de un 95%, a pesar de la nueva variante, ahora se estima que esté en un 50%-60% como mucho. Además, unos estudios realizados por un científico reconocido de Estados Unidos confirman la pérdida de efectividad de las vacunas, sobre todo cuando pasan seis meses desde su inoculación.

Otros estudios secundan esta información, registrando la mayor caída en la vacuna de Pfizer. Así, haciendo un análisis de estas investigaciones se recogen las siguientes:

1. Según un estudio de Salud Pública de Inglaterra, quizá el más optimista, en el que participaron más de 4.000 pacientes, calcularon que la eficacia de las vacunas con ARN había caído a un 88%, mientras que la AstraZeneca hasta un 60%.
2. Israel, por su parte, obtuvo unos resultados muy diferentes, en los que reflejaban una caída de hasta el 39% de eficacia.
3. Clínica Mayo, por su parte, afirmaba que en Pfizer se había reducido a un 42%, y Moderna a un 76%.

Sea cual fuere la investigación correcta, o los resultados más objetivos, lo cierto es que todos coinciden en que la vacuna ha perdido eficacia. Además, esta diferencia afecta a los anticuerpos que hayan generado las personas vacunadas, por lo que conseguir la inmunidad de grupo parece una tarea cada vez más ardua.

Por ello, y ante esta demostración, ya se habla de inocular una tercera dosis, y de fabricar vacunas que se administren anualmente. Es más, desde la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid afirmaban que se debería poner esta dosis "más pronto que tarde". Unas palabras que coinciden con la compañía de Moderna, quienes consideraban administrar esta dosis antes de la temporada de invierno.

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