¿Habéis puntuado alguna vez a alguien? ¿Habéis hecho las veces de un jurado? Seguro que muchos responderían con una negativa a estas preguntas si se las planteasen fuera de contexto, pero si hablamos de esas listas sobre las chicas más guapas o con mejor cuerpo de la clase, la respuesta cambiaría. Aunque hay a quienes esto les puede parecer un juego inocente, una cuestión de hormonas disparadas y de adolescentes despreocupados, lo cierto es que es un espejo del lugar en el que el sistema patriarcal sitúa a las mujeres y, como era de esperar, el reflejo no muestra nada positivo.
La cosificación de las mujeres se evidencia en prácticas como estas en las que, el hecho de compartimentarnos pone de manifiesto la idea que, desde edades muy tempranas, se implanta en los niños y las niñas, que crecen asimilando que la principal fuente de validación de las mujeres son sus propios cuerpos, entendidos como algo que puede ser valorado y, por tanto, consumido por la otra mitad de la población. La puntuación final que se obtiene de las calificaciones en las categorías de ‘cara’, ‘tetas’ y ‘culo’ es la media con la que la clase aprueba, o no, a las chicas y, por ende, el instrumento que utilizan los chicos para establecer relaciones con ellas, siempre en base a su aspecto físico.
Aquellas estudiantes con una puntuación más alta recibirán la atención del resto, mientras que las que se encuentran al final de la lista o las que ni siquiera aparecen se volverán cada vez más invisibles. Algunas trataran de escalar posiciones moldeando su cuerpo para encajar en la normatividad aceptada, otras resistirán a la norma e, incluso, habrá algunas que se tejan alianzas sororas y levanten la voz. Eso sí, todas ellas se verán condicionadas, de un modo u otro, en un ambiente en el que sus propios cuerpos son utilizados como prisión y arma contra su empoderamiento.
El ecosistema que se genera en el aula con estos ‘juegos’ no es más que una reproducción de una sociedad en la que el patriarcado utiliza los cuerpos de las mujeres para ponernos coto mientras busca la oportunidad para explotarnos y sacar tajada. Estas prácticas se daban cuando yo iba al instituto y las series de televisión las reflejaban en sus episodios como algo divertido e incluso halagador para nosotras, pero, lo cierto es que Tik Tok también reproduce ahora contenido de este tipo que llega a un amplísimo volumen de población infantil y juvenil. Esta es solo una de las incontables razones por las que necesitamos trabajar por una coeducación real que garantice un desarrollo en igualdad.
El patriarcado utiliza los cuerpos de las mujeres para ponernos coto y sacar tajada
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