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Cinco juegos escatológicos para ocultar o buscar estas navidades
Ideas que no pedimos pero que necesitamos. O no…
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Jugar, una actividad sin pretensiones, el simple hecho de hacer algo por puro entretenimiento y disfrute. Se trata de algo inherente a los niños. De ahí parte de su pasión por la Navidad, las fiestas vienen cargadas de nuevos juegos para disfrutar. Si unimos esto a los pocos escrúpulos de la mayoría de infantes tenemos como resultado algunas ideas disparatadas que en su momento no se tomaron a broma y dieron como resultado juegos muy fuera de lo común.

Los pequeños vienen formateados de serie, lo lamento, pero su hijo, como todos, es por naturaleza incívico. O un guarro, cada uno profundiza lo que quiere en sus exploraciones. Rebuscar en la nariz como si fuera a salir algo nuevo con cada intento podría ser deporte infantil nacional. Casi tanto como aguantar la risa tras un pedo fortuito. No parece disparatado aprovechar este interés por todo lo que sale de nuestro cuerpo, ponerle unas cuantas normas y llenar las listas de regalos para reyes.

En mi casa ha habido unos Juegos Reunidos con mini casino y ruleta incluida. Así que si eres de los de "En mi época nos entreteníamos con cualquier cosa" o "Ya no se hacen muñecos como los de antes" mejor vete a comprar el famoso palo de Ikea y date una vuelta por el parque con tu desbordante imaginación porque estos son cinco juegos escatológicos que quizás no quieres que conozcan los peques de la casa.

Fueran en serio o en broma, las ideas de estos juegos se lanzaron al mercado

1. Atrapa la caca

El nombre deja pocas cosas a la imaginación, sí, tienes que atrapar una caca al vuelo. La caja contiene un inodoro con un desatascador. Después de tirar el dado debes desatascarlo tantas veces como el número que salga pero en algún momento se descubrirá el pastel y saldrá disparado. El que más reflejos tenga y se haga con él recibirá dos fichas. Podría tratarse de la versión mejorada del pirata en el barril, o empeorada, para gustos los colores.

2. Caca chaf

Mucha mierda, y no porque vayas a protagonizar alguna actuación. Eso debieron pedir los directivos de Hasbro al ver a padres haciendo cola para que su hijo agarrara un zurullo. ¡Dicho y hecho! Algún creativo con vecinos poco cívicos pensó en recorrer con los ojos tapados un camino lleno de cagadas hechas con plastilina y gastó el último atisbo de originalidad que le quedaba en un nombre poco sutil pero bastante descriptivo. Como en la vida real, el que pise menos cacas gana.

Juego Caca Chaf. imagen: Amazon

3. Pedrete el mono guarrete

Este juego deja en claro dos cosas: Que Bizak no paga a expertos en rima y que existe cierta obsesión por las cosas que desprendemos por el ano. Esta vez dejamos los sólidos y nos aferramos a una broma clásica: Tírame del dedo. Tan sencillo y absurdo que funciona, no necesita más. Giras la ruleta y tiras tantas veces como te toque, si el mono suelta un pedo, pierdes.

Juego Pedrete el mono guarrete. Imagen: Amazon

4. Pepe Moco

Madres y padres preocupados por los modales y la educación de los niños (excepto cuando dan la chapa y les endosamos una tablet), aún hay esperanza. Pepe Moco a priori no parece un alarde de creatividad. Sin embargo, es el único con enseñanzas. Es fácil, tira de los mocos de Pepe para ayudarlo, pero ten cuidado, porque si tiras del que no debes, le saldrá volando el cerebro. Moraleja: No te saques los mocos, no vaya a ser que toques el malo. Sin lugar a dudas, la verdadera versión mejorada del Salta Pirata.

Juego Pepe Moco. Imagen: Amazon

5. Pepe P-2

Parecía que habíamos superado las expulsiones rectales, pero damos un paso atrás. En este caso, hablamos de otro Pepe, literalmente de un pedo. Pásatelo y apriétalo tantas veces como te toque, si suena, estás eliminado. El último al que se caiga un pedo, es el ganador.

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