La Unión Europea ha autorizado cuatro vacunas para su uso contra el COVID 19 y sigue evaluando la aprobación de otras. Las de Moderna, Pfizer y AstraZeneca se están inyectando actualmente en nuestro país, mientras que la vacuna de Johnson & Johnson, si bien ha sido aprobada, aún no está utilizándose. El doctor en Farmacia, licenciado en Ciencias Biológicas y catedrático de Microbiología de la UAH, Fernando Laborda, nos detalla las características de cada una de ellas.
¿Qué diferencias hay entre las vacunas que se están usando en España?
Las tres vacunas, que de momento se están utilizando, presentan algunas características muy similares ya que tienen el mismo objetivo concreto: que la persona vacunada genere anticuerpos que bloqueen la espícula S del SARS-CoV2 (coronavirus causante del COVID 19) impidiendo así que el virus penetre en la célula humana y comience a producir la enfermedad. Además, en ninguna de las tres se inocula directamente un antígeno viral para que induzca la producción de anticuerpos, como ocurre en las vacunas clásicas. Lo que se inocula es la 'información genética' para que sea el propio receptor de la vacuna el que produzca por sí mismo el antígeno (en este caso la proteína de la espícula S viral) que va a inducir la formación de anticuerpos bloqueantes.
La diferencia más importante de las vacunas anti COVID 19, que se están usando en España, es en la estrategia utilizada para conseguir el objetivo deseado. Las vacunas de Pfizer y Moderna utilizan la misma estrategia, que es muy novedosa y supone un hito en la historia de la Vacunología, ya que es la primera vez que se utilizan vacunas con ácidos nucleicos en seres humanos.
Se basan en inocular un fragmento del ácido nucleico, el ARNm del virus, debidamente alterado para que sea eficaz, y protegido por nanopartículas lipídicas. Este ARNm lleva la información necesaria para que sean las propias células del individuo vacunado las que produzcan la proteína de la espícula S del virus. Una vez producida, esta proteína es la que actúa de antígeno para inducir la formación de anticuerpos bloqueantes. El ARNm es muy inestable, por eso estas vacunas necesitan ser conservadas a muy baja temperatura, y se destruye al poco tiempo de su inoculación. Además, no penetra en el núcleo de la célula por lo que no existe posibilidad alguna de alteración genética de la célula receptora.
Una diferencia importante entre ellas, sobre todo desde un punto de vista práctico, es que mientras la vacuna de Pfizer requiere muy bajas temperaturas (- 80ºC) para su almacenamiento y distribución, lo que supone un problema logístico grave, la de Moderna requiere temperaturas bajas (- 20ºC), pero no tan extremas, lo que le confiere una cierta ventaja para su uso. Esta diferencia, en los requerimientos de temperatura, son un reflejo de las diferencias en la formulación final de cada una de las vacunas.
La vacuna de AstraZeneca utiliza una estrategia distinta, algo más clásica. Usa un vector, un adenovirus (virus productor de catarros leves) al que se le ha quitado su genoma y se le ha sustituido por otro en el que va incluido el gen que codifica la espícula S del coronavirus. Son también las células de la persona receptora de la vacuna las que generan el antígeno (proteína de la espícula S) que va a inducir la producción de los anticuerpos bloqueantes. Es muy segura puesto que el adenovirus, que se ha modificado, no es replicativo y por lo tanto no causa ningún problema en la persona que ha sido inoculada con él. No necesita temperaturas muy bajas para su almacenamiento y distribución, lo que es una gran ventaja para su uso.
La vacuna de Pfizer, tras los ensayos clínicos realizados, presenta una eficacia del 95%, la de Moderna del 94,1%, la de AstraZeneca del 63-78% y la Johnson & Johnson del 66%.
¿Existen también diferencias en sus efectos secundarios?
Los efectos secundarios son prácticamente iguales en las tres vacunas y por regla general son los que se pueden dar después de cualquier tipo de vacuna: reacciones locales, dolor de cabeza, mialgias, escalofríos, dolor articular, fiebre…, sin descartar que en muy raras ocasiones es posible que se lleguen a producir efectos secundarios de gravedad variable como: parálisis facial, adenopatías, y mielitis trasversa…
Se puede decir que cualquier efecto secundario está muy condicionado por las características fisiológicas, genéticas, inmunológicas y sociales de la persona vacunada. En este contexto parece que es posible incluir algunos de los efectos secundarios de la vacuna AstraZeneca que se están observando en nuestro país. Al ser utilizada en España en personas jóvenes, con un sistema inmunitario perfectamente desarrollado, los efectos secundarios leves, que he descrito antes, pueden presentar una mayor intensidad, pero siguen siendo leves y de corta duración.
Ninguna de las tres vacunas está recomendada para su uso en mujeres embarazadas, ya que, de momento, se desconocen sus posibles efectos secundarios, por lo que es prudente esperar y administrar la vacuna después del parto. Tampoco es recomendable su uso en personas inmunodeprimidas o con problemas en su sistema inmunitario. Quiero comentar que en los últimos días se han notificado, en diversos países europeos, algunos casos de trombosis tras la inoculación de la vacuna de AstraZeneca, lo que ha desencadenado las alarmas.
La EMA (European Medicines Agency) estudiará la situación creada, pero que considera que no ve, de momento, problema alguno para seguir inoculando esta vacuna. En ciertos sectores se especula que podría haber habido algún defecto en alguno de los lotes de producción de la vacuna. Sin embargo, todo parece apuntar a una desgraciada coincidencia que hay que considerar dentro de los riesgos de cualquier medicación y que los beneficios de la vacuna son muy superiores a los riesgos de contraer la enfermedad.
Teniendo en cuenta la situación creada, algunos sectores han sugerido que debería suspenderse temporalmente la inoculación de la vacuna de AstraZeneca hasta que se tengan datos fehacientes sobre la seguridad de la misma. Y efectivamente, varios países europeos, entre ellos España, han suspendido preventivamente la aplicación de esta vacuna. Por su parte la EMA ha anunciado que está revisando los datos sobre la vacuna, sobre todo de los casos de trombosis ocurridos, y comprobar si estos casos pudieran considerarse dentro de los casos habituales de esta patología, o bien estar asociados a un pasado clínico de los individuos afectados. Ha anunciado que hoy jueves emitirá un dictamen sobre la situación. En cualquier caso, tengo la sensación de que la credibilidad de la vacuna AstraZeneca ha quedado injustamente dañada, al menos entre la población española.
¿Por qué algunos países de la UE no están vacunando a la población mayor de 65 años con la vacuna de AstraZeneca?
Esta vacuna no había sido probada, en los ensayos clínicos pertinentes antes de su aprobación, en mayores de 65 años, por lo cual no era recomendable su uso en estas personas. Se han realizado ya dichos estudios y se ha visto que no hay ningún inconveniente en usarla en ellos. De hecho, países como Italia, Francia y Alemania habían confirmado el uso de esta vacuna, en este sector de la población, antes de toda esta situación creada por los posibles riesgos de trombosis que se están dando.
En Europa se acaba de aprobar también el uso de la vacuna de Johnson & Johnson, ¿cuáles son las características de esta?
La vacuna de Johnson & Johnson es muy semejante a la de AstraZeneca en cuanto a la estrategia se refiere, utiliza también un adenovirus modificado al que se le ha introducido el gen que codifica la espícula S. Al igual que la vacuna de AstraZeneca iba a ser utilizada en dos dosis, pero durante los ensayos clínicos preliminares a su aprobación se comprobó que una sola dosis es suficiente para lograr un buen nivel de protección. El uso de una sola dosis representa una gran ventaja, a nivel práctico, sobre las otras tres vacunas, las cuales requieren el uso de dos dosis para lograr una eficacia adecuada. No necesita temperaturas muy bajas para su almacenamiento y distribución.
¿Son todas las vacunas igual de eficaces y seguras?
Cuando una vacuna ha sido aprobada por las agencias reguladoras del uso de medicamentos, como son la FDA (Food and Drug Administration) y EMA (European Medicines Agency), es porque se consideran que son seguras, con la salvedad propia de cualquier tipo de medicamento. En cuanto a algunos rumores, hay que asegurar que ninguna de estas cuatro vacunas, bajo ningún concepto, van a inducir el COVID 19 en la persona vacunada; ya que como he explicado anteriormente en estas vacunas no se inocula en forma alguna ni parte ni el virus productor de la enfermedad. En lo referente a la eficacia, sí que hay variaciones: la vacuna de Pfizer, tras los ensayos clínicos realizados, presenta una eficacia del 95%, la de Moderna del 94,1%, la de AstraZeneca del 63-78% y la Johnson & Johnson del 66%.
¿Son estas vacunas eficaces contra las nuevas variantes del virus del COVID 19 que están apareciendo?
Con algunas matizaciones, ya que los datos de que se dispone no son del todo concluyentes, en principio la respuesta es que sí son eficaces. En lo referente a las variantes denominadas británica y brasileña estas vacunas parece que pierden algo de su eficacia, pero siguen siendo activas para prevenir tanto los casos leves como los graves. Más preocupante es la variante denominada sudafricana, ya que parece ser que las vacunas actuales con ARNm (Moderna Y Pfizer) ven algo reducida su eficacia, la vacuna de AstraZeneca mostraría apenas una eficacia del 10% y la vacuna de Johnson & Johnson ha mostrado una eficacia frente a esta variante del 57% para enfermedad moderada-grave, pero del 85% para enfermedad grave.
De momento, Sudáfrica ha renunciado a un millón de vacunas de AstraZeneca, que ha donado a países donde la variante aparecida en su país no está presente, y ha optado por la vacuna de Johnson & Johnson. Parece ser que tanto Pfizer como Moderna tienen ya preparada una nueva vacuna, que podría administrarse como una tercera dosis de refuerzo, para cubrir la variante sudafricana, si las autoridades sanitarias así lo aconsejaran. Asimismo, AstraZeneca ha anunciado que trabaja ya en nuevos prototipos que solucionen este problema.
Es cierto que aún hace falta mucho esfuerzo (nuevos compuestos antivirales eficaces y tratamientos clínicos adecuados) antes de lograr un control total de la pandemia, pero este se encuentra mucho más cerca, siempre y cuando las medidas socio-sanitarias que se implementen, complementarias al uso de medicamentos, sean las adecuadas y su cumplimiento sea el satisfactorio.