Este martes los madrileños terminaban la tarde con una triste noticia, el fallecimiento de Alberto Rodríguez, dueño de la cadena de bares El Brillante, uno de los responsables de la fama mundial del bocata de calamares típico de Madrid.
Aunque en un principio no transcendió la causa de su muerte, en el periódico ABC han tenido acceso a la familia de Rodríguez, que han confirmado que el dueño de El Brillante decidió acabar con su vida con un tiro en la cabeza en su casa de la Calle Costa Rica, en el barrio madrileño de Chamartín.
Rodríguez tomó esta decisión tras una mala racha agobiado por las deudas que acumulaban sus locales, aparte del icónico de Atocha abrió otro en Boadilla del Monte, el C.C. Xanadú y Nassica, y la factura que le había pasado el cierre forzado por la pandemia del coronavirus, ya que el hostelero siempre se había mostrado orgulloso de "haber dado trabajo a 140 personas y no haber despedido nunca a nadie".
El hostelero siempre se había mostrado orgulloso de "haber dado trabajo a 140 personas y no haber despedido nunca a nadie
Antes de su fatal final, el dueño de El Brillante avisó por Whatsapp a su sobrino, diciéndole que iba a dejar una llave de su casa al portero de la finca, asustado por esta información, el sobrino acudió sin pensarlo a casa de su tío donde se encontró la terrible escena. Cuando llegó la Policía no pudo más que confirmar el suicidio.
A pesar de la supuesta mala situación económica que está sufriendo el negocio, los empleados de El Brillante se muestran más tranquilos después de las incertidumbres de los primeros días, pues tal como les han comentado, serán las hijas de Rodríguez quienes se harán cargo del negocio a partir de ahora.
Entre las últimas grandes obras de Alfredo para sus empleados, estuvo la de implantar la norma de solo contratar a personas mayores de 50 años, un sector de la población al que siempre le cuesta más entrar en el mercado laboral.