Por Alberto Jiménez
Con la final de Champions oteando en el horizonte cercano, 28 de mayo, podemos entender que la mente de los madridistas estaba en París. Y no solo por la final del día 28, no, porque en París, el Madrid va a jugar otra final, este domingo, la final de Mbappe.
“¿Has visto lo que ha dicho la madre del chico?”, preguntaba un aficionado sentado en su butaca.
Pero empecemos la tarde en el Bernabéu por otros derroteros. Señorío. Valores. Esos códigos tan antiguos y nobles en el fútbol, de los que muchos se llenan la boca hablando, pero pocos llevan a cabo. Señorío. Valores. Esos que demostraron Madrid y Betis en un doble pasillo homenajeando los méritos de ambos clubes en esta temporada, campeón de liga y copa, respectivamente.
Tras el pitido inicial, como si de un musical romántico de Broadway se tratase, Madrid y Betis bailaban a ritmo de tango del maestro Gardel, lentitos, con caricias, simplemente con caricias.
El Madrid salió a no forzar la maquinaría, y evitar una lesión innecesaria para París. Una penetración del Mendy por la izquierda dio la primera al Madrid, tiro desviado de Kroos en la frontal tras un rechace. Ya en el 36’, un agarrón clarísimo de Pezzella a Benzema, truncaba la espectacular contra que había lanzado Kroos, con un pase a lo Modric.
Varias ovaciones durante el partido
El Betis parecía despertar, y con un tiro lejano de William José, y un pase espectacular de Canales a Juanmi, que corrigieron a la perfección Courtois y Militao, se acababa esta primera parte.
Casemiro y Kroos dejaron su sitio a Valverde y Camavinga en el descanso. Ancelotti metió músculo, el Madrid lo notó, y comenzó a monopolizar el partido. Mas probaturas para París…
En el 50’ de partido, con el Madrid acosando el área del Betis, Rodrygo erró la más clara hasta el momento, mandando al lateral un remate solo ante el portero. Gardel seguía sonando en Chamartín, pero esta vez solo bailaba el Madrid, y las caricias esta vez llegaron en forma de tiros lejanos, Benzema, Camavinga, todos lo intentaban.
En el 70’, reloj y Bernabéu se paraban, y el pueblo se ponía en pie en una tremenda ovación a Marcelo, con Isco y Ceballos como actores secundarios, quien sabe si los volveremos a ver vestidos de blanco. El pacto de no agresión se confirmó cuando Benzema en el 83’, y Joaquín en el 87’, fallaron las más claras del partido para cada equipo.
Y así cerró el Madrid su 35º campeonato de liga. Bailando un tango del mismísimo Carlos Gardel en el Bernabéu, con caricias, simplemente con caricias.
Empatito y a otra cosa. Empatito y a ver qué hace Mbappe.
Empatito, y a por la 14.
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