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Más de 40 años dedicado al mundo de la tecnología desde la faceta empresarial. Fundador de compañías tan importantes como DigiMovil o Jazztel, José Manuel Arnaiz de Castro siente, ahora, la necesidad de compartir todo el conocimiento que ha ido adquiriendo a lo largo de los años. Y quiere que llegue a todos, que no solo se quede en aquellos o aquellas que se mueven dentro del complejo organigrama de la digitalización. Empezó con un libro divulgativo, al que bautizó como 'Transformation Occurs at Night: A way to turn your industry inside out', pero se dio cuenta de que no llegaba a todas las parcelas. Publicado en octubre de 2020, el ejemplar sí consiguió un hueco prestigioso dentro del 'mundillo' que siempre le ha rodeado, ya que aportaba un valor añadido a las empresas sobre cómo afrontar la transformación digital profunda. Sin embargo, reconoce, "es difícil de leer".

Aún le quedaba mucho que contar. Ideas importantes que deseaba que quedasen en las mentes de todos (o casi todos) los sectores, y por ello pensó en la novela. Así nació 'El mundo de Telos Chronopoulus', un libro autoeditado en el que Arnaiz narra la historia de un empresario al que le entra un ransomware o 'secuestro de datos' en español, un tipo de programa dañino que restringe el acceso a determinadas partes o archivos del sistema operativo infectado y pide un rescate a cambio. Ciberdelincuencia. Pero, advierte, es solo el vehículo. Porque Arnaiz quería ir más allá. "La historia incide en cómo esa situación termina no solo afectando a la empresa, sino a su casa, a su familia, y además abre un debate sobre cómo creemos que puede evolucionar la sociedad", explica. No deja de ser una utopía, "no puedo saber si podría llegar a ocurrir así", pero su trayectoria le hace vaticinar que puede no estar muy desencaminado.

Reconoce que la digitalización y los 'piratas' que se dedican a aprovecharse de los huecos en la seguridad se mueven en "un mundo muy oscuro, tenebroso y en el que no apetece nada meterse", pero es necesario saber que existe. Sobre todo porque no deja de ser un reflejo de lo que hay a nuestro alrededor, "antes te pegaban para quitarte la cartera y ahora entran en tus dispositivos". El resultado es el mismo, "una absoluta sensación de vulnerabilidad".