Con 644 casos por 100.000 habitantes, la incidencia actual triplica el máximo alcanzado el pasado mes de abril durante la cuarta ola (230 casos) y ha dado un vuelco total al panorama actual ya que España se había preparado para un verano sin restricciones, sin mascarillas para así evitar las limitaciones a la movilidad ni al ocio nocturno.
Además, ha aumentado la positividad de los test diagnósticos, pasando de un 4% a un 16% en un mes y en los segmentos de población más joven ronda el 20%. Estos datos son útiles para comprobar la velocidad de aumento de los contagios, pero también para evaluar los esfuerzos de rastreo de las comunidades autónomas, bastante menores que los del verano pasado.
La realidad es que se están detectando muchos casos en las personas que se hacen PCR porque tienen síntomas o sospechas de haber contraído la enfermedad; y que no se está rastreando de forma tan exhaustiva como en otros momentos de la pandemia.
José Martínez Olmos, exsecretario general de Sanidad: El verano pasado eran imprescindibles porque la ola de contagios impactaba sobre una población no inmunizada
El Ministerio de Sanidad puso a disposición de las comunidades un millar de rastreadores del Ejército hace dos semanas para apoyar a los centros de salud, pero ha resultado insuficiente con una media diaria de 25.000 contagios. Por eso, muchas autoridades están optando por otro tipo de medidas que vuelven a dibujar un mapa desigual de restricciones.