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Los propósitos de año nuevo que sí vas a querer cumplir
Cuando los objetivos son atractivos, escalan en nuestra lista de prioridades
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Dejar de fumar, apuntarse al gimnasio, aprender un idioma, incluir hábitos saludables en la dieta...¿Por qué hay un índice de fracaso tan acentuado a la hora de alcanzar con éxito estos objetivos? La impaciencia en la falta de resultados inmediatos, metas poco realistas u otros asuntos que se convierten en prioritarios, acaparando nuestro interés, provocan que finalmente acabemos tirando la toalla, en ocasiones, antes incluso de intentarlo en serio.

Los propósitos de año nuevo son una tradición que cuenta con 4.000 años de Historia, pero el 92% de la población no llega a vislumbrar el final de la idea prevista 365 días antes. Según un estudio elaborado por la División de Hogar de Línea Directa Aseguradora -y tal y como recoge Comunicae- sobre “La procrastinación en los hogares españoles”, el 30% de los ciudadanos afirma que retrasa 'empezar la dieta', el 28% comenzar a hacer ejercicio y el 24% mejorar sus finanzas personales. Formarse, cambiar de trabajo y ahorrar figuran entre los anhelos más destacados en nuestros país, pero parece misión imposible. Por ello, desde aquí proponemos algunas alternativas apetecibles y que no te costarán tanto:

1. ¡Fuera estrés! Este deseo ocupa los primeros puestos del ranking, especialmente en el caso de las mujeres (así lo manifiesta un 51% del segmento femenino encuestado por InfoJobs). A pesar de que es altamente improbable eliminar esta sensación de nuestras vidas, sí podemos hacer un esfuerzo, por nuestro propio bien, para no sufrir en exceso por factores externos que ni dependen de nosotros, ni podemos evitar. Focalizarse en el momento, no preocuparse en demasía y practicar momentos de relajación y reflexión nos sacarán del bucle antes de explotar. Todo el mundo tiene 5 minutos al día para meditar y respirar sin obsesionarse por lo que viene después.

2. Practica el autocuidado. A menudo nos olvidamos de un momento para el bienestar propio. Aprovecha los ratos muertos mientras esperas en alguna consulta o durante el trayecto en transporte público para leer. La lectura nos evade y fuerza a potenciar la imaginación y creatividad, abstrayéndonos de las obligaciones y responsabilidades del día a día. Por otro lado, concédete unos minutos de esmero en la ducha para incluir alguna rutina de belleza extra, con música relajante de fondo. lo notarás enseguida.

3. Reconecta con la naturaleza. Pasea por zonas verdes o ajardinadas, prepara rutas por lugares más aparatados y siéntate a escuchar el canto de los pájaros, el sonido del agua en una fuente, río o cascada, o el movimiento de los árboles por el viento. Acostúmbrate a hacerlo con determinada frecuencia hasta que forme parte de tu agenda, de la misma manera que se hace con el resto de cosas.

4. ¿Quieres hacer deporte? ¡Baila!...o camina, o ve a trabajar en bici, o sube las escaleras en lugar de coger el ascensor, o patea al ciudad haciendo turismo por zonas menos transitadas...Si quieres moverte, opta por algo que te llame y no te suponga un sacrificio excesivo. Si te apuntas al gimnasio pero no te gusta, te quita tiempo, te da pereza y encima te cuesta, acabarás por no mantenerlo.

No siempre es posible mantener la fuerza de voluntad a raya en numerosos frentes abiertos, y de ahí el abandono...Si algo te gusta y además es bueno para tu salud y bienestar, entonces no lo dejarás tan fácilmente.

5. Juegos de mesa para ampliar conocimientos culturales. Ya se está perdiendo la (sana) costumbre de agruparse entre amigos y familia en torno a aquellos tableros de los que tanto se aprende. Los juegos tradicionales te enseñan non solamente datos y cifras que quizá no sabías, si no que también, en muchos casos, fomentan la memoria, cálculo, creatividad e imaginación.

6. Practica la curiosidad. Mira arriba. Descubre nuevos rincones, fíjate en detalles en los que no habías reparado hasta el momento. Atrévete a hablar con desconocidos. No te conformes.

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7. Sé amable. No es fácil. Cuesta, sobre todo al principio, y más aún si no es recíproco; sin embargo, al cabo de las semanas caerás en la cuenta de que este nuevo hábito redunda en una mejora de tu optimismo, perspectiva y manera de afrontar los problemas. Pon en marcha el mecanismo de la empatía y procura entender que otras personas pueden tener mil motivos para sentirse de una determinada forma antes de juzgarlos.

8. Sal de la zona de comfort. Ahí se está bien, pero no te pasará nada nuevo, ni nada mejor. Arriésgate. Cambia de ruta, haz algo distinto, prueba comida exótica, visita centros por los que jamás hayas pasado, pon en práctica otros métodos que te lleven a la misma conclusión...todo con el propósito de cruzarte con personas, ideas y momentos que no sean constantemente idénticos.

9. Rodéate de personas con tus intereses e inquietudes. Gente con la que puedas compartir tus sueños y preocupaciones, terceros con los que tengas algún vínculo en común. Te sentirás libre para expresarte tal y como eres y poder ser tú mismo.

10. Prémiate por cada logro conseguido. Todos los peldaños conducen a la meta. Si logras avanzar en la dirección propuesta e incluir algunas de estas pautas en tu cotidianeidad, felicítate por ello (quizá nadie más lo haga), disfruta y sigue creciendo. Vivir es mucho más que la agenda semanal.