¿Quién no ha ido alguna vez al archiconocido restaurante “El Brillante” a degustar uno de sus exquisitos bocadillos de calamares, considerados como los mejores de todo Madrid? Sin embargo, pocos poníamos cara a la persona que estaba detrás del negocio, heredado de su padre, el fundador. Él era Alfredo Gutiérrez, y hoy la noticia de su fallecimiento, a los 67 años, ensombrece el rostro de cualquier madrileño de a pie.
La Academia Madrileña de Gastronomía informaba de este hecho a través de la red social Twitter, algo que lamentaban profundamente los fieles al plato estrella de la popular cervecería. Nacido en 1953, comenzó a trabajar en el establecimiento de su progenitor con tan solo 14 años y con la dificultad añadida -así como el mérito- de haber sufrido la terrible enfermedad de la poliomelitis.
Comenzó a trabajar para el negocio familiar con apenas 14 años y bajo las secuelas de la polio.
El Brillante ha sido considerado siempre un punto de referencia gastronómica y parada obligatoria para locales y turistas. Ubicado enfrente de la estación de Atocha, años después ha abierto nuevos restaurantes en en el centro comercial y de ocio Intu Xanadú, en Arroyomolinos, así como en Nassica (Getafe) y Boadilla del Monte. Del mismo modo, optaba por diversificar su oferta con otras delicias típicas de Madrid, como el chocolate con churros.
Últimamente, desde la gestión de El Brillante se había apostado por la contratación de camareros mayores de 50 años, para facilitar la inserción laboral de personas desempleadas en un colectivo que a menudo encuentra mayor dificultad a la hora de lograr un empleo.
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