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Por segundo año consecutivo llegamos al mes de junio rodeados de virus, mocos, diarreas y fiebres. Los que somos padres de más de un hijo sabemos que hay épocas del año en los que hay que armarse de paciencia frente a enfermedades y contagios, pero junio no, el verano nunca fue el momento de sacar termómetro y Apiretal, pero desde que el COVID llegó a nuestras vidas, y con él las mascarillas, hemos sufrido un cambio de tendencia y terminamos las clases pidiendo días en el trabajo para poder ocuparnos de los más pequeños.

En un informe del doctor Alasdair Munro, el pediatra habla de la "aparición de bronquilitis, toses y resfriados y una nueva ola de enfermedades gastrointestinales" que se solían ver solo en el invierno. Para simplificar la explicación de algo que es "complejo y multidimensional", Munro habla de que generalmente se contraen virus en otoño y en invierno por la inmunidad de la población y por la naturaleza y la frecuencia de los contactos: En invierno las relaciones vuelven a espacios cerrados donde a los virus les resulta más fácil transmitirse y los niños vuelven al colegio, donde aumentan la interacción, y por tanto las oportunidades de los virus de expandirse; en cuanto a la inmunidad, baja porque desde el invierno anterior no se ha tenido contacto con el virus, sobre todo en niños.

¿Y ahora que ha pasado? Pues que con las medidas para frenar el Covid también se han frenado enfermedades como la gripe, los constipados o los virus respiratorios en general y cuando ha llegado el buen tiempo y nos hemos quitado las mascarillas, todos esos virus que estaban latentes han empezado a esparcirse y nos han encontrado con una inmunidad más baja de los habitual, por lo que han surgido fuera de temporada. Según explica el doctor Munro, "los virus tardarán un tiempo en volver a su dinámica anterior", por lo que "deberíamos estar preocupados por un resurgimiento de la influenza este invierno, especialmente si coincide con una gran ola estacional de Covid-19"

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