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¿Por qué, a veces, damos tantos rodeos para decir 'no'? ¿Es siempre así? ¿O solo cuando nos insisten y no encontramos más alternativa que inventar excusas para pasar el rato tranquilas? La cuestión es que las mujeres hemos crecido en la cultura del 'sí'. Nos cuesta decir que 'no' sin justificarnos porque nos han hecho creer que la amabilidad y la simpatía estaban entre nuestros valores más preciados.

Sin embargo, es gravísimo que, tradicionalmente, a las mujeres se nos haya educado en la complacencia y, por eso, es tan importante insistir en la necesidad de poner el consentimiento en el centro para que nuestras decisiones sean libres. No tenemos nada que agradecer ni nada por lo que sentirnos en deuda, aunque nos hayan hecho creer que tenemos que estar agradecidas por haber llamado la atención de algún hombre.

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