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Preguntas (a veces imprevisibles) en una entrevista de trabajo
La preparación previa nos otorga mayor seguridad a la hora de expresarnos
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Los componentes que forman parte de una conversación con el personal encargado de la selección de candidatos son numerosos y muy variados. Si queremos salir airosos de esta situación, en la cual se valora nuestro potencial y capacidades como futuros trabajadores de una empresa, hemos de estar suficientemente preparados para contestar de manera rápida, breve y concisa a cualquier posible tema que se nos pueda plantear. Algunos de ellos son:

1.- Definición de un término, lo que te inspira, sugiere o lo que significa para ti. El entrevistador quizá quiera saber desde qué perspectiva o punto de vista contemplamos una palabra, que probablemente estará estrechamente vinculada con la filosofía de la compañía. En este caso, deberíamos informarnos previamente sobre las bases y la política empresarial de la organización, con el objetivo de adquirir ciertas nociones y estar prevenidos ante un planteamiento de esta clase.

2.- Reacción ante una circunstancia hipotética. Una pregunta común en las entrevistas de trabajo es la que busca conocer el efecto de un hecho puntual en el aspirante, para tener una idea de cómo lo afrontaría. Normalmente se establecen ejemplos relacionados con obstáculos, problemas o conflictos, ya que los contextos negativos o estresantes son los más complicados de sobrellevar mientras se desempeña una tarea laboral, sobre todo siendo un empleado nuevo en el negocio. El interlocutor intentará averiguar de qué modo sortearíamos las barreras que se interponen en el día a día del cargo que vamos a ocupar.

3.- Definición de ti mismo y cómo crees que te ven los demás. Es aconsejable pensar en los atributos propios, así como en los posibles defectos que tenemos, y tener un concepto claro de la opinión mayoritaria del entorno familiar y social más cercano sobre nuestra persona. Ante todo, debemos evitar un tono dubitativo y demasiado pensativo acerca de este punto, dado que quien nos pregunta pretende conocer a grandes rasgos las características predominantes en nuestra personalidad, sin profundizar demasiado; las pérdidas de tiempo excesivas y reiterativas no son para nada recomendables en estos encuentros.

4.- Ejemplos. Podrían pedirnos que describamos experiencias anteriores asociadas, entre otros, al trabajo en equipo, un momento de caos que hayamos logrado solucionar satisfactoriamente, vivencias positivas en el lugar de trabajo, responsabilidades adquiridas en empleos previos o logros por los cuales un superior nos haya felicitado.

El conocimiento sobre asuntos y temas que pueden aflorar durante la conversación nos permitirá responder con mayor agilidad y elocuencia.

5.- Recreación de una tarea concreta. Algunos departamentos de Recursos Humanos prefieren comprobar en ese preciso instante, aprovechando el desarrollo de la entrevista, algunas aptitudes requeridas para ocupar la vacante ofertada, tales como: posible diálogo/conversación con un cliente al teléfono, gestión de la página web, redacción de un escrito, exposición de un caso en una reunión...

6.- Dependiendo de la empresa y el cargo, en ocasiones también se formulan preguntas que a priori parecen no tener nada que ver con el universo profesional, pero que en realidad proporcionan datos sobre nuestra mentalidad o preferencias, los cuales son -por cualquier motivo- de interés para el entrevistador. Un ejemplo ilustrativo de esta categoría de cuestiones sería: '¿Cuál es tu color favorito?'; la gama cromática identifica determinados parámetros con cada uno de los colores que la componen, y el hecho de elegir uno en concreto reflejará cosas sobre nosotros sin necesidad de que las digamos abiertamente.

7.- Comunicación no verbal. Sin intercambio oral de por medio, los gestos, posturas y actitudes dicen mucho de la persona que los ejecuta. El entrevistador estará muy atento a todos los signos corporales que emitamos; a pesar de que los nervios y la presión juegan un importante papel en nuestra contra, no podemos olvidar las formalidades estrictas y obligatorias en este contexto: llamar a la puerta antes de entrar, esperar a que nos den paso y nos permitan sentarnos, saludar -y despedirse-cordial y educadamente y evitar hacer algo que pueda comprometer al encargado del proceso de selección.

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