La Comunidad de Madrid invita a conocer el legado de Juan Moya Idígoras (1867-1953) a través de la exposición Arquitecto en el Madrid de Alfonso XIII, que podrá visitarse en la sala habilitada de la Biblioteca Regional de Madrid desde hoy y hasta el próximo 8 de enero.
La muestra, que ha sido inaugurada por Daniel Martínez, viceconsejero de Cultura y Turismo, está comisariada por el doctor arquitecto en Patrimonio, Raúl Gómez Escribano, y tiene como objetivo difundir la figura y el trabajo de Moya Idígoras, un referente fundamental de la arquitectura española y desconocida para el gran público.
Su intensa dedicación a la restauración del patrimonio supuso un cambio de paradigma en la trayectoria de los arquitectos, ya que, en lugar de levantar nuevos edificios o hacer grandes ampliaciones, se dedicó a intervenir en los existentes para conservarlos y mejorarlos, introduciendo las innovaciones técnicas propias del comienzo del siglo XX.
Es esa labor reservada la que caracterizó su discreta trayectoria profesional. Su vocación docente y el diseño de nuevos edificios vino a completar una intensa carrera, de la cual la Biblioteca Regional de la Comunidad de Madrid atesora gran parte de su legado. Generalmente, la historia de la arquitectura se va tejiendo a partir de figuras de renombre, profesionales que se ocupan de proyectar y construir edificios de calidad, casi siempre ligados a la corriente estilística y de pensamiento imperante en el momento.
Destaca por la reforma del Congreso de los Diputados y el Teatro Real
Juan Moya Idígoras supone un paradigma en esa tendencia común que, a pesar de haber contado con el respeto de sus compañeros de profesión, de su participación en las principales instituciones académicas y de haber trabajado multitud de proyectos singulares, ha pasado de manera muy discreta a los anales de la arquitectura española.
Su dedicación más extensa fue a los Sitios Reales durante más de 50 años, relegado durante la II República y repuesto en el cargo tras la Guerra Civil. Desde un año antes de obtener el título de arquitecto en 1892, se había incorporado al cargo de arquitecto auxiliar interino de palacio, demostrando una temprana vocación.
Tres años después ascendería a arquitecto auxiliar primero de palacio y alcanzaría finalmente el cargo de arquitecto mayor de palacio en 1923. Ya sea en proyectos en solitario o en colaboraciones con otros arquitectos como Eduardo Reynals o Ignacio de Cárdenas, el número de obras producidas en su estudio es considerable, teniendo en cuenta que lo compatibilizaba con sus otras facetas profesionales.
Casi todos sus edificios son construcciones singulares de Madrid, perfectamente reconocibles y cuya autoría habitualmente se desconoce. En este ámbito del diseño y, dado su profundo conocimiento por los oficios artesanos, merecen una mención especial los proyectos de objetos de menor escala, como las luminarias, las rejas o los muebles.
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