‘Año nuevo, vida nueva’: esa máxima que nos se nos (auto)impone desde que tengo uso de razón y que trae consigo un sinfín de expectativas que pueden generarnos malestares y hacernos mucho daño si no sabemos cómo encajarlas. Sin embargo, más allá de las consecuencias que pueden tener los balances obligados y sus objetivos, poco o nada conscientes, para nuestra salud mental, me gustaría empezar este 2022 anunciando que este año entraré en la treintena y que esto no va a invitarme a pensar acerca de si la maternidad encaja o no en mi plan de vida.
En esta edición me paso por este espacio de Filtro Violeta para desearos un año nuevo en el que seáis felices de la forma en que decidáis vivirlo y, por supuesto, para recodar que, por muy sorprendente que todavía le pueda parecer a algunos, no todas las mujeres incluimos en nuestros propósitos de vida convertirnos en madres. ¿Alguna vez has sentido que, en medio de una conversación, se daba por hecho que un día atravesarías un embarazo? ¿Te han respondido un “eso lo dices ahora” cuando has expresado que no quieres tener hijos? ¿Han hablado del reloj biológico, del instinto maternal o la naturaleza femenina al oírte hablar de que no te planteabas ser madre? ¿Has causado sorpresa cuando has expresado tu negativa a reproducirte?
Seguro que todas las mujeres hemos vivido circunstancias muy similares a las descritas porque en esta sociedad patriarcal el binomio mujer-madre todavía no se ha desdibujado por completo y, entre otras cosas, provoca que todavía se nos sigan haciendo preguntas como estas, sin importar a qué nos dediquemos, si tenemos una estrella en el Paseo de la Fama o si solo nos conocen en nuestro barrio. Dar por sentado que una mujer será madre si su cuerpo se lo permite es machista y lo es más, contradecir nuestras palabras cuando planteamos que tener hijos o hijas no entra en nuestros planes, como si nuestras decisiones no fuesen validas como si, todavía, siguiésemos siendo esas eternas menores de edad con necesidad de tutela.
Si eres un hombre, porque normalmente este tipo de situaciones se dan con vosotros como interlocutores, piensa antes de preguntar si es verdaderamente necesario hacerlo y, si tras reflexionar, consideras adecuado plantear esa cuestión, no contradigas a la mujer que te responde con una negativa ni le quites autoridad a la que expresa que aún no lo ha decidido. Recuerda que el hecho de ser mujeres ni nos predispone ni nos obliga a ser madres. Hay mujeres que simplemente, pudiendo concebir, no lo hacen porque así lo deciden libremente.
Si después de este ejercicio, te apetece seguir reflexionando, puedes empezar a pensar acerca de las condiciones materiales en las que se encuentran las mujeres que son madres, ya que, todavía no existe un reparto equitativo de los cuidados y, además, en muchas ocasiones, la brecha de género implica que sea las madres, y no los padres, quienes abandonen sus trabajos o reduzcan la jornada laboral, con las consecuencias personales, profesionales y económicas que esto tiene a corto, medio y largo plazo. Son muchas las aristas que presenta este asunto y, sean o no razones de peso para las mujeres que no quieren ser madres, no está demás conocerlas para acercaros a unas vivencias que experimentamos las mujeres por el hecho de serlo.
Si eres una mujer y este 2022 vas a ser madre o estás pensando en ello, te traslado desde aquí mi enhorabuena y te mando mis mejores deseos para tu futura maternidad, pero, si todavía no lo tienes claro, espero que sigas cuidándote hasta gestar una decisión que sea solo tuya. Si eres de las mujeres que, como yo, no quiere ser tener hijos o hijas, me gustaría decirte que no eres egoísta ni estarás incompleta si eres tú quien decide.
Madres, hijas, abuelas, tías, hermanas de sangre, o no, feliz y feminista año nuevo para todas.
Madres, hijas, abuelas, tías, hermanas, de sangre, o no... ¡Feliz y feminista año nuevo para todas!
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