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Roma, la cittá eterna
La ciudad bañada por el Tíber tiene infinitos lugares para visitar, y seguro que tú descubres uno nuevo
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Una vez en la vida hay que dar el paso de ir a Roma, porque luego vuelves sin pensártelo y más si tiras una moneda a la fontana di Trevi, ya que dicen que te obliga a volver.

Sea como fuere, Roma hay que empezar a conocerla desde el Coliseo. El anfiteatro romano es un monumento para descubrir por dentro y por fuera. Una vez visto hay que bajar por la vía de los foros imperiales hasta llegar al altar de la Patria y Plaza Venecia. Antes de llegar hay que pegar un vistazo a los foros romanos al margen izquierdo y el mercado de Trajano con su columna a mano derecha.

El monumental altar de la Patria con el rey unificador de Italia, Víctor Manuel II, montado en un caballo sobre una colosal escalinata de mármol blanco. Después se puede subir a los museos capitolinos para ver la estatua de la loba capitolina, bustos de distintos emperadores o un Marco Aurelio a Caballo.

Luego es interesante volver a bajar a Plaza Venecia para entrar a la Vía del Corso, la calle comercial por excelencia. A la altura del Palacio Montecitorio (sede del parlamento italiano) y Chigi a un par de calles desde la Galeria Alberto Sordi está la Fontana di Trevi. Mientras que, si se va en sentido opuesto está el Panteón, aunque antes hay que pararse a comer un helado en Giolitti.

Cerca del Panteón esta la Plaza Navona que es muy bonita, también esta la iglesia de San Luis de los Franceses con el espectacular cuadro de Caravaggio, La Vocación de San Mateo. Otro punto al que ir por los alrededores es la iglesia de Il Gesú, el campo de'fiori y una recomendación para comer una buena pizza es la pizzería Da Baffetto.

Cambiando de zona hay que ir a la mítica escalinata de Plaza España con la via dei Condotti, que es la calle de tiendas de lujo por excelencia. Una vez subidas las 135 escaleras de Plaza Espña, esta bien darse un paseo por los jardines de la Villa Borghese y pasarse por la Galleria Borghese para ver varias esculturas de Bernini como el rapto de Proserpina.

Sin salir de las esculturas y de Bernini hay que ver el Éxtasis de Santa Teresa en la Iglesia de Santa María de la Victoria, cerca de Termini. También próximo esta la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane, una fachada barroca impresionante hecha por Borromini.

Para rematar los sitios imprescindibles que ver a este lado del río Tíber hay que mencionar la Iglesia de Santa María la Mayor y la Basílica de San Pietro in Vincoli donde está el Moisés de Miguel Ángel.

La otra Roma

Al otro lado del río hay mucha Roma que descubrir, empezando por el Trastevere, donde hay muchas calles por las que perderse y descubrir. Además, en esta zona hay muchos restaurantes donde comer.

Luego darse un paseo por la orilla del río hasta llegar al Castillo de Sant'Angello. Un imponente edificio que está bien por fuera y por dentro, además tiene una terraza desde la que se ve muy bien Roma y el Vaticano.

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La Basílica de San Pedro es el próximo destino, para ello hay que encarar la Vía della Conciliazione para llegar a la plaza de San Pedro. Luego hay que entrar a la Basílica donde te sientes enano por lo monumental que es. Además, tiene la Piedad de Miguel Ángel y el espectacular Baldaquino con el altar.

Asimismo, una de las entradas que más merece la pena pagar en Roma es la de los museos vaticanos. Hay una cantidad de obras de arte para que te entre el síndrome de Stendall y que culmina con la Capilla Sixtina.

Todo lo que os he contado son meras recomendaciones, porque Roma es para pateársela y perderse. Por eso, en estas pinceladas faltan muchos otros sitios como pueden ser: la Plaza dei Popolo o el Mausoleo di Augusto.