La Comunidad de Madrid presenta el catálogo virtual San Isidro, el santo más castizo. 400 años de su canonización, dentro de las actividades para conmemorar el Año Jubilar, concedido por la Santa Sede a la Archidiócesis. Se trata de un recorrido de cuatro siglos en el que se muestra la evolución de estas celebraciones patronales a través de diez documentos del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid y tres documentos textuales, que se suman a más de 80 imágenes custodiadas en el Archivo Regional pertenecientes a los fondos Diputación Provincial de Madrid, Martín Santos Yubero, Cristóbal Portillo y a la colección Madrileños.
Mediante estos fondos fotográficos y documentales, podrán contemplarse distintas vistas de la pradera de San Isidro, el carácter costumbrista de la fiesta, así como la importancia institucional que ha tenido desde el siglo XVII. Todos estos testimonios permiten una aproximación al origen de la devoción de los madrileños por su patrón, a las procesiones realizadas en la capital en su honor y a la forma de celebrar la más castiza de sus festividades.
Esta publicación virtual puede verse y descargarse gratuitamente, a través de la sección Descubre, del Portal de Archivos de la Comunidad de Madrid (pinchando aquí).
Más allá de los milagros y la santidad atribuida al Isidro labrador, que vivió a finales del siglo XI y principios del XII, su figura personifica dos características propias del Madrid de la época: la agricultura y el agua. Por ello no es de extrañar que los madrileños y la corte ya instalada aquí no se conformaran con la beatificación lograda en 1620, sino que no cejaran hasta conseguir la canonización de 1622.
Las procesiones y fastos que se realizaron en honor al santo supusieron la necesidad de realizar mejoras en la ciudad como la canalización de aguas del arroyo del Abroñigal a la fuente de la plazuela de San Salvador (actual Plaza de la Villa), como queda recogido en un documento del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, fechado en 1620. Así como la importancia de los elementos que procesionaron en el siglo XVII por las calles de la Villa y Corte.
En la segunda parte de la publicación, las imágenes de los fondos del Archivo Regional nos acercarán las distintas formas de vivir la festividad de San Isidro, con imágenes de celebraciones religiosas en la pradera (1944), de procesiones por la ciudad (1940), de ofrendas dentro de la ermita (1971) y en la Catedral (1939). Entre ellas, llama la atención una instantánea de 1972 en la que puede verse el cuerpo incorrupto de San Isidro, uno de los milagros que se atribuyen al santo, que se mostraba en el octavo centenario de su muerte.
El siguiente apartado es una aproximación más popular de la fiesta, en la que se podrá ver al tradicional pregonero vestido de la época de los Reyes Católicos leyendo el pregón desde la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor y su evolución con el paso de los años, donde serán personajes relevantes de la vida pública madrileña los que ejerzan esa función.
El tercer bloque está dedicado a la celebración en la pradera con espectaculares imágenes panorámicas que se remontan a 1932 y muestran a miles de personas en torno a casetas feriales y tiovivos con la ciudad al fondo. También muy típicas son las fotografías de los madrileños en la ermita del santo llenando sus botijos con el agua ‘milagrosa’ de la fuente (1961), reunidos en familia o visitando los numerosos puestos en los que se vendían las distintas variantes de rosquillas.
LA feria taurina más importante del mundo
Los fondos del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid testimonian, asimismo, uno de los aspectos más importantes de la festividad: la Feria Taurina de San Isidro, que desde 1949, Santos Yubero cubrió en su totalidad, ofreciendo un testimonio único de las faenas de Dominguín, Litri, Antoñete, u Ordóñez, entre otros. Además de un somero recorrido por los distintos carteles realizados en los años centrales del siglo XX para la fiesta.
Uno de los detalles de este apartado corresponde a una imagen de 1936 que muestra una manifestación que tuvo lugar en la Gran Vía motivada por un conflicto entre toreros españoles y toreros mexicanos, cuyo origen estaba en la exigencia de que los segundos tuviesen carta de trabajo para torear en las plazas españolas.