A finales de agosto, los Populares de Coslada dimos la voz la alarma al denunciar la irresponsabilidad del alcalde socialista Ángel Viveros por no ejecutar en verano las obras de las pistas deportivas de los colegios.
Una promesa incumplida que obligará tanto a escolares como a integrantes de la comunidad educativa a soportar los ruidos y la suciedad generados por el comienzo de las obras coincidiendo con el comienzo del curso académico. Más de 2000 alumnos afectados por la imprudencia que supone haber dejado pasar todo el periodo estival sin dar un solo paso en la ejecución de las reformas.
La desidia se ha instalado definitivamente, en un Gobierno cansado de gobernar, que promete acciones sin llevarlas a cabo. Una vez más asistimos a un nuevo episodio de desprecio a la verdad, en esta ocasión con el ámbito deportivo de Coslada.
Desde el PP de Coslada insistimos en la necesidad de cuidar nuestras instalaciones, y sobre todo en dar unas mínimas explicaciones a los usuarios
En diciembre del año pasado, la Federación de Fútbol de Madrid comunicó por escrito la suspensión de las competiciones debido al mal estado de los campos de fútbol del Barrio del Puerto. Un mazazo de enormes proporciones al esfuerzo de los deportistas y la imagen de la ciudad, que el Ayuntamiento solventó con unos parches de urgencia sobre los campos. En enero, desde el Grupo Popular interpelamos al alcalde sobre las actuaciones que tenía previsto realizar en las instalaciones para dar una solución definitiva a sus graves problemas de mantenimiento.
La respuesta fue muy clara, afirmando que en verano se realizaría el cambio completo del césped del campo 1. Lamentablemente esas obras no se han producido, al igual que ha ocurrido con las obras de las pistas deportivas de los colegios, y todo ello a escasos días del comienzo de las competiciones.
Desde el PP de Coslada insistimos en la necesidad de cuidar nuestras instalaciones, y sobre todo en dar unas mínimas explicaciones a los usuarios cuando se falta a una promesa de este calado. No podemos convertir la política en un escenario de mentira donde se erosione día tras día la confianza que los ciudadanos depositan en nosotros.
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