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Este mes viajamos a Manchester, en Reino Unido, con Arturo García
En noviembre nos desplazamos hasta Manchester, una ciudad en Reino Unido, de la mano de Arturo García Vicario, de 20 años de edad, que se encuentra terminando sus estudios
MADRID |

Casi a punto de terminar el año, y llegando al final de este gran camino, nuestro gran aventurero nos ha querido dar algunos detalles concretos de lo que esta experiencia está aportando a su vida. Un viajero que ha querido aprovechar esta oportunidad para marcharse fuera y terminar su carrera de filología inglesa “quise venir a Manchester para estudiar las últimas asignaturas que me quedan de la carrera, y así aprovechar y manejar el idioma para el futuro”, nos cuenta Arturo.

Conducción peligrosa

Arturo ha querido contarnos una de las curiosidades que más le impactaron cuando llegó: todo eran abejas. En un principio no entendía por qué, pero se dio cuenta que tendría algún sentido cultural e histórico, y en efecto era así. “Esto se debe a que Manchester fue una de las ciudades en las que comenzó la Revolución Industrial, y todos se consideraban miembros de una colmena de abejas”, tanto las calles, como los portales, las paredes de los edificios, en las papeleras, todo tiene una abeja, algo muy curioso y peculiar de esta ciudad inglesa.

Además, nos ha contado que la conducción es un poco “peligrosa” y la gente no es del todo profesional… “el primer día, el autobús que nos recogió en el aeropuerto se subió en una rotonda, y sólo en la primera semana he visto más coches subirse en aceras que en España en 20 años”, nos cuenta Arturo entre risas. Sin duda, los mancunianos –originales de Manchester- tendrán que mejorar mucho su conducción para no cusas algún altercado más grave.

Buen tiempo español

Cada ciudad tiene su encanto y su rincón especial, sus calles llenas de vida, sus costumbres, y un largo etcétera, aunque si hay algo que caracteriza a nuestro país es su amplia y variada gastronomía y su buen tiempo. Algo que los viajeros por el mundo añoran y extrañan muchísimo. Nuestro aventurero no ha sido menos, y también ha reconocido que echa de menos el colacao, aunque él diga que suena ridículo.

Además de la paella, el cocido, salir a tomar una cerveza a una terraza, e incluso el precio de muchas cosas, pues allí, un botellín, nos cuenta, “cuesta 5 libras”. Pero sin duda, lo que más nos ha reiterado es que echa de menos el sol de España.

Por último, ha querido confesarnos que la ciudad es espectacular, que la gente no te juzga por como vayas vestido, y que son muy respetuosos. Además, la ciudad está construida a los lados de un canal, lo que la hace aún más atractiva.

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