Ya llegó la hora de volver a la rutina, a esa nueva normaliddad, que cada vez parece más normalidad y menos nueva. Y como siempre, el final del verano lleva consigo también el final del bronceado, de la cara descansada y del poder hacer lo que nos dé la gana. Vuelve la rutina y con ella el intentar estar lo más presentable posible para el trabajo, para ver a los amigos (de a poquitos y con protección) o para ir a la compra sin parecer Frankenstein.
Así que tendremos que volver también al maquillaje, a resaltar nuestros ojos, que son lo que más se verá tras ese trozo de tela que nos protege del bicho. Pero también tendremos que maquillarnos el resto de la cara, darnos una base e, incluso, pintarnos los labios si la distancia social permite enseñarlos. Para que todo esto aguante, la mascarilla no termine como el rosario de la aurora y no vayamos con miedo al quitarnos el bozal, hay trucos de maquillaje, como utilizar una base o un labial permanentes, aplicar un fijador de maquillaje o, incluso, tatuarnos nuestro color preferido.
Los fijadores son el complemento perfecto a nuestro neceser habitual. Solamente hay que aplicarlos, normalmente en spray, sobre la cara maquillada, dejar secar y a correr. Alguno de los más recomendados son: