Aunque la mayoría de las tiendas venden sus propios modelos para que no dejes de estar a la última, hay que tener mucho cuidado con las gafas de sol. Este elemento no sirve solo para que no nos deslumbre el exceso de luz, sino que nos protege frente al exceso de radiación ultravioleta, una radiación muy energética cuyo exceso podría producir una inflamación en la córnea y la conjuntiva, así como acelerar el proceso de envejecimiento del cristalino, provocando cataratas. Además, si llegase a la retina, produciría una pérdida de visión momentánea, o prolongada si la exposición es permanente.
Si las necesitas para conducir, esquiar o ir a la playa, podría variar el color de la lente ya que, por ejemplo, en la montaña, una lente marrón protege más que una azul
Por ello, hacernos con unas adecuadas gafas de sol es imprescindible en nuestro día a día. Y para elegir unas buenas gafas que se adapten a nosotros lo mejor es ponerte en manos de expertos y tener en cuenta para qué vamos a usarlas. Si las necesitas para conducir, esquiar o ir a la playa, podría variar el color de la lente ya que, por ejemplo, en la montaña, una lente marrón protege más que una azul.
Otro aspecto importante es el tamaño de la montura porque hay que intentar que las gafas no sean demasiado pequeñas y protejan el ojo y los alrededores. Y, como sucede con las cremas solares, no olvidar los niveles de protección. El cero serían esas gafas que no son de sol pero tienen un poco de color, y el cuatro correspondería a la máxima protección, recomendable para hacer alpinismo -y tan oscura que no se puede utilizar ni para conducir, aunque sea de día-.