Menos de un mes para volver a las urnas y poco o nada parece haber cambiado desde la última vez. El sentimiento de tedio y apatía embriaga a la sociedad que parece no tener consciencia de estar próximo a unas elecciones, en gran medida porque los partidos parece que no quieren despuntar demasiado. El que expone se expone y eso es precisamente lo que quieren evitar las diferentes fuerzas políticas. A día de hoy aun no se han pronunciado sobre posibles pactos y con quién. Esta actitud está determinada por pura cobardía e interés propio de no ser el primero en dar un paso adelante, cuando todos los partidos saben que salvo cataclismo el día 26, tendrán que llegar a un más que trillado ya acuerdo.
Con una campaña que se prevé más monótona de lo habitual, la estrategia de pasar desapercibido es, sin duda, el mayor de los errores. Pocos indecisos quedan y los fieles son los fieles. Momento es de echar el resto y salir a calzón quitado a la palestra para que el electorado sepa de verdad a quién quiere votar.
No todo es tan aburrido. Recientemente hemos sido testigos de cómo Podemos ha usado a una IU en decadencia para crear una nueva formación en la que, en el mejor de los casos, sumar el voto de izquierdas, o ahuyentarlo despavorido ante tan magno despropósito.
Tras las pasadas elecciones muchos descubrieron con sus actos su verdadera cara. Para evitar ser cómplices, el voto en esta ocasión debe ser más responsable que hasta ahora.