Uriel se presenta alegre y correteando por el estudio. Sus padres, Carmen y José, no le pierden de vista. Con tan solo 5 años, ha aprendido a leer solo y disfruta con los juegos de ingenio que tiene su madre en su móvil. Aunque es autodidacta y disfruta jugando, Uriel padece autismo. Un trastorno que afecta a las habilidades sociales de quienes la padecen y afecta ya a 1 de cada 100 personas. “Uriel se relaciona con los adultos porque los necesita pero no con los niños”, nos confiesa Carmen.
La asociación MenTEAzul apoya a las familias afectadas por el autismo
En el caso de Uriel, tiene dificultades para hablar y andar. Necesita unas células en los pies para corregir su forma de andar, ya que, lo hace de puntillas. Nuestro vecino requiere una terapia intensiva de estimulación neurosensorial.
Actualmente, la familia de Uriel forma parte de la nueva asociación fuenlabreña MenTEAzul formada por y para las personas con autismo y que luchan por visibilizar una patología no siempre reconocida.
Uriel se relaciona con los adultos porque los necesita pero no con los niños