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Irina Arenas: Un viaje desde Fuenlabrada a Broadway
La actriz fuenlabreña nos cuenta su periplo formativo y profesional que le ha llevado a triunfar en Nueva York

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Entrevista con la actriz fuenlabreña Irina Arenas

Fuenlabrada |

Irina Arenas tenía claro desde pequeña que su camino en la vida tenía que pasar por los escenarios. Creció en el seno de una familia fuenlabreña que le inculcó desde niña el amor por el cine clásico y los musicales de Hollywood. Eso le hizo tener como inspiración iconos universales como Rita Hayworth y Marilyn Monroe lo que le llevo a la conclusión que "cantar para mí era una necesidad. Lo hacía cuando estaba feliz, cuando estaba triste... era una forma de expresar mis emociones". En esta charla, nuestra ilustre vecina nos cuenta cómo ha sido su trayectoria formativa y profesional que le ha llevado muy lejos, nada menos que a 6.000 kilómetros de distancia para perseguir sus objetivos de la niñez.

Desde el corazón del barrio del Arroyo, Irina Arenas ha tejido un camino único que la ha llevado a cumplir sus sueños sobre las tablas, traspasando fronteras y conquistando escenarios internacionales. A sus 36 años, esta actriz y cantante de teatro musical está a punto de regresar a Nueva York para participar por segunda vez en un espectáculo en la Gran Manzana, consolidando una carrera llena de pasión, esfuerzo y amor por el arte.

La formación de Irina comenzó en Fuenlabrada, donde dio sus primeros pasos en la Escuela de Música del Centro Cultural Tomás y Valiente, especializándose en canto. También tomó clases de ballet y teatro en distintas instituciones, combinando su pasión artística con estudios formales en Comunicación Audiovisual. Aunque esta carrera no era su objetivo final, reconoce que fue una etapa enriquecedora que le permitió ampliar su visión creativa.

Sin embargo, su determinación por dedicarse al teatro musical era inquebrantable. Con el apoyo de su familia y trabajando para costear su formación, Irina logró acceder al grado de teatro musical en el Conservatorio Carmen Roche-Víctor Ullate. Desde entonces, no ha dejado de formarse ni de enfrentarse a los desafíos de una profesión exigente.

Irina recuerda con cariño su “bautismo teatral” en la obra "Las brujas de Salem", de Arthur Miller. A pesar de su corta edad en aquel momento, sintió una conexión profunda con el escenario: “La primera vez que actué supe que este era mi lugar. Es una felicidad que no encuentro en nada más”.

A lo largo de su carrera, ha experimentado las dificultades inherentes a las artes escénicas, especialmente en el ámbito de la formación. “Antes no había una oferta integral para estudiar teatro musical. Tenías que combinar clases de canto, danza y actuación por separado, lo cual era agotador y costoso”, explica. Hoy en día, celebra que existan más opciones accesibles y completas para las nuevas generaciones que, como ella, sueñan con dedicarse al arte.

Desde la perspectiva del tiempo y gracias a su experiencia. Ahora le dice a los más jóvenes que quieran seguir su camino que “con esfuerzo, todo es posible. Hay que amar lo que haces y estar dispuesto a trabajar duro, porque los sueños no se cumplen solos”.

Irina es un ejemplo vivo de que la perseverancia y el talento pueden superar cualquier barrera. Aunque ha conquistado escenarios internacionales, nunca olvida sus raíces: “Estoy muy orgullosa de ser de Fuenlabrada. Aquí empezó todo, y siempre llevo mi ciudad en el corazón”.

Irina Arenas comparte cómo su pasión por el teatro la ha llevado a diferentes partes del mundo, desde Holanda hasta Nueva York, enfrentando desafíos y aprovechando oportunidades. En Holanda, mientras estudiaba, participó en un grupo de teatro universitario y realizó proyectos como cortometrajes y trabajos en series, experiencias que le reafirmaron su vocación teatral. Más tarde, trabajó y estudió en Londres, donde amplió su red de contactos en el teatro musical.

Arenas destaca su perseverancia y planificación para lograr su sueño de formarse en Nueva York, a pesar de no obtener la beca Fulbright. Ahorró durante años y utilizó ese dinero para cursar formación de teatro musical, canto e interpretación en la ciudad, aprovechando programas accesibles como los de la organización "Revolución Latina". Resalta que esta experiencia, aunque diferente a lo que había imaginado, superó sus expectativas.

Irina explica también su trabajo como "cover" en giras y menciona sus shows propios, "Las malas del cuento" y "¿Los musicales me hicieron gay? Sí", producidos en el Axel Hotel. Estos espectáculos reflexionan sobre los villanos de Disney y la influencia de los musicales en el colectivo LGTBI, respectivamente.

Para quienes buscan dedicarse al mundo del espectáculo, aconseja no temer los rechazos, ignorar críticas destructivas y unirse a otros para crear proyectos. Recomienda aprovechar cualquier oportunidad, como microteatros o espectáculos pequeños, y desarrollar habilidades en múltiples áreas artísticas para mantener la pasión y la curiosidad.

Finalmente, invita a los responsables políticos a apoyar iniciativas culturales, destacando que el talento local necesita más oportunidades para desarrollarse y superar las dificultades iniciales en el mundo del teatro.

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