Muy responsable con su trabajo y con cada uno de los personajes a los que encarna. Pese a llevar en los escenarios desde los 13 años, se define como un “aprendiz” al que le queda, aún, mucho camino por andar.
Asegura que no le interesa hacer del escenario una tribuna, aunque “no viene mal que el trabajo de actor suponga, también, ser de alguna utilidad”. José Sacristán visita nuestra ciudad con ‘Muñeca de porcelana’, una obra que habla del poder, tanto económico como moral, y de los riesgos que entraña. En nuestro medio aprovechamos la ocasión para desmenuzar, un poco más, su sabiduría escénica.
Yo sigo siendo un crío; a mí, lo que me gusta de este oficio es lo que tiene de juego
Venida de Broadway
‘Muñeca de porcelana’, de David Mamet, se estrenó en Broadway a cargo de Al Pacino, el poseedor de la ‘triple corona de la actuación’ (Óscar, Emmy y Tony), y de ahí aterrizó directa en terreno español, por lo que Sacristán se convierte en el segundo actor en todo el mundo que encarna esta historia.
La vida es puro teatro...
Más de 60 años sumergiéndose en vidas ajenas, papeles para los que guarda “el mismo cariño”, porque sería complicado elegir un favorito “sin caer en un agravio comparativo en el que no me gusta caer”. Que la cultura nunca ha estado bien cuidada, pero que “ahí seguimos y vamos a seguir, joder; no nos van a aburrir”. Verdades que nos comparte.
Sereno y correcto a lo largo de toda la charla, Sacristán regala lecciones de vida a cada palabra, aunque no le guste dar consejos y asegure aprender constantemente de los jóvenes. Y es cierto, porque lo hace sin pretenderlo; la sabiduría emana por los poros de sus letras y no se da apenas cuenta. “Dedicarse a esto no es una vida regalada y cómoda; que nadie caiga en espejismos. Este oficio es vocacional y hay que trabajar, estudiar…pero yo qué te voy a contar; amo mi profesión casi tanto como a mi propia vida”.