Decía George Bernard Shaw que “la imaginación es el principio de la creación”. La imaginación es solo el catalizador que te impulsa a materializar y dar vida a tu ingenio. Una tarea nada baladí, sobre todo si consideramos hacer de esa habilidad nuestra profesión. Todo un reto que el fuenlabreño, Rubén García, ha sabido alcanzar con solvencia. Su trayectoria en el mundo de la animación, así lo demuestra.
Rubén Gracía nos presenta a Nina, nuevo personaje de Pocoyó
Nuevos amigos
Si por algo se caracteriza esta serie infantil, es por haber aprendido a renovarse sin renunciar a su identidad. Pocoyó estrena su cuarta temporada con una nueva incorporación que llevaba fraguándose varios años.
“Estuve en la parte de creación del personaje que empezamos en 2012, aunque lo dejamos un poco apartado para centrarnos en otros proyectos”. En esos cinco años, la apariencia de Nina ha cambiado casi por completo. “El personaje de Nina que se ha visto, tiene antenitas, pelo pelirrojo pero, en principio, habíamos pensado que fuera rollo gato”.
Nina representa “ese personaje femenino achuchable” que le faltaba a la serie. Su apariencia risueña y activa ha entrado con fuerza en la pandilla liderada por Pocoyó. Tanto es así que sus creadores temieron que eclipsara a su protagonista. “Nos preocupaba que compitiera con Pocoyó, que de alguna forma se lo comiera”. Una preocupación que han conseguido resolver con el planteamiento de los episodios.
Ser creativo es encontrarle un camino diferente a un problema que tienes
Poco convencional
Elegir la animación no solo como profesión sino como modo de vida es una elección, quizá, poco convencional. Nuestro madrileño escogió la creatividad como compañera de camino. “La creatividad es una forma de pensar y de vivir. Ser creativo es encontrarle un camino diferente a un problema que tienes”.
Su perseverancia y talento le han llevado a hacerse un hueco en un mundo difícil. “No es fácil dedicarse a esto porque, al igual que es un poco elitista aprenderlo, también lo es entrar”, aunque no es imposible. Pese a los obstáculos, Rubén anima a quienes quieran seguir sus pasos y recuerda que las plataformas digitales y las redes sociales son un gran escaparate para mostrar nuestro talento.
Aunque nuestro vecino siempre ha tenido claro a qué quería dedicar su vida profesional, su entorno ha tenido momentos de duda. “Recuerdo que, durante una comida, mi madre me sugirió que comprara una licencia de taxi”, asegura entre risas que le sorprendió la creatividad de su madre. Afortunadamente desobedeció los consejos maternos y, gracias a eso, hoy podemos disfrutar de sus invenciones.
Gran trayectoria
Hay vida más allá del fenómeno del niño azul. Rubén compagina su trabajo en Zinkia con la docencia. Tiene su propio curso online de animación flash y colabora con el Ayuntamiento de Fuenlabrada, impartiendo clases de ilustración vectorial y flash. “Quiero enseñarle a quien se quiera apuntar lo que he aprendido yo estos años y hacer cantera”.
Su vasta y variada andadura profesional le ha servido para aprender valiosas lecciones. “Nunca puedes estar 100% conforme con tu trabajo. Si lo estás es que tu ego no funciona bien”. Además de las enseñanzas adquiridas, Rubén ha conocido, no solo “grandes profesionales sino grandes amigos”. “Paco Sáez fue uno de mis pilares. Él no era animador, pero tenía algo que me gustaba”. Su bagaje y personalidad le posicionan como un madrileño de éxito.