Cuando el pequeño Lobo se cuestione el porqué de su nombre, sin lugar a dudas no se imaginará la “cruzada” que sus padres, y unos 44.000 firmantes, protagonizaron para conseguir que ese nombre algún día luzca en su DNI. Una campaña que ha finalizado con final feliz ya que Lobo es una realidad y así lo demuestra su libro de familia.
Una lucha justa
Tras casi tres semanas de espera y lucha, el pasado lunes 22 de agosto, Ignacio Javierre y María Hernández, padres del pequeño Lobo, recibieron un email con la mejor de las noticias, que el recurso que habían presentado al Registro Civil, con tan solo 25.000 firmas, había sido aceptado y que la luz comenzaba a vislumbrarse tras el túnel. Lobo podría llamarse Lobo.
Pero la mayor de las alegrías tuvo lugar el pasado miércoles 24 de agosto, día en el que los padres de Lobo, junto al pequeño, acudieron al Registro Civil de Fuenlabrada para recoger así el libro de familia y el “papel oficial” que constata y acredita que su hijo se llama Lobo.
Imagen: Agencias
“No hace falta ser rico y poderoso para conseguir que una injusticia, cambie y se haga justicia”, ha declarado Ignacio, quien, junto a su pareja, quiso agradecer todo el apoyo que la sociedad les ha brindado para conseguir justicia y poder llamar a su pequeño como querían. “Era justo que Lobo se llamara Lobo”.
“Son un montón de sentimientos encontrados, emociones, rabia contenida, haber tenido que pasar por todo esto para conseguir el libro de familia, pero felicidad sobre todo, felicidad y tranquilidad”, han destacado los progenitores de Lobo.
46 días sin nombre
Para los padres de Lobo esta lucha mediática ha tenido un final feliz aunque aseguran que cuando iniciaron la petición en Change.org, “no era solamente para que Lobo se llamase Lobo, sino para que la ley se modifique y elimine esa cláusula de que el funcionario sea el que tenga la última palabra”, destaca, mientras afirman que, “no queremos que otros padres tengan que estar 46 días sin estar con el nombre de su hijo registrado legalmente”.
Una historia que ha tenido un final muy feliz para esta pareja y su pequeño Lobo, quien, con tan poquitos días de vida, ha presenciado que el aullido de la manada se escucha, actúa y repercute ante las injusticias.
¡Bienvenido Lobo!