El pasado lunes 21 de mayo, Ángel Garrido juraba su cargo como nuevo presidente de la Comunidad de Madrid tras la dimisión forzada de Cristina Cifuentes al frente del Gobierno regional.
Tan solo dos días más tarde, el nuevo presidente ha comenzado a tomar decisiones drásticas. Ángel Garrido ha procedido al cese de la cúpula de la Consejería de Sanidad. Una decisión que atañe, principalmente, a Manuel Molina, viceconsejero de Sanidad.
El ex portavoz del Partido Popular de Fuenlabrada ha sido uno de los altos cargos que se han visto implicados en esta revolución que ha llevado a cabo el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, con el beneplácito de Garrido.
Esta medida llega como consecuencia de la imputación de los principales cargos de Sanidad de la Comunidad por la adjudicación del servicio de ambulancias, investigados por un presunto delito de prevaricación administrativa en el año 2016.
Había trabajado como médico en el Centro de Salud del Arroyo y tuvo una dilatada trayectoria como político en nuestro municipio
Manuel Molina llegó al Gobierno regional en el año 2014. Antes, había trabajado como médico en el Centro de Salud del Arroyo y tuvo una dilatada trayectoria como político en nuestro municipio, llegando a presidir a los populares y a ser candidato a la alcaldía de Fuenlabrada.
Ahora, le sustituirá Fernando Prados Roa, que dejará su viceconsejería de Humanización de la Asistencia Sanitaria en manos de Diego Sanjuanbenito. Además, han sido cesados César Pascual Fernández, Luis Javier Fernández Abad y Miriam Rabaneda Gudiel.
Todos ellos fueron nombrados, en su día, por el exconsejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos. La llegada de Ángel Garrido ha supuesto una revolución dentro de la sanidad madrileña.