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Mujeres y niñas reciben clases de defensa personal en el colegio Greenpeace
El Club de Karate Ananko enseña técnicas a las mujeres que quieren aprender a defenderse en una situación de abuso

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Defensa personal para mujeres y niñas

Fuenlabrada |

Cada miércoles, el colegio Greenpeace de Fuenlabrada se llena de mujeres y niñas que acuden a las clases de defensa personal gratuitas impartidas por el Club de Karate Ananko. El monitor de la actividad, Mariano Hurtado, es maestro de karate desde hace más de cuarenta años y decidió poner en marcha esta iniciativa debido a la situación de inseguridad a la que se enfrentan las mujeres por las calles y en los espacios públicos. “Las clases surgieron como respuesta a la situación que viven las mujeres actualmente. Un grupo de alumnas y de madres llevaba tiempo pidiéndome que diese clases de defensa personal y, al final, la idea salió adelante”, comenta el profesor.

Técnicas sencillas pero certeras
Las sesiones de defensa personal que imparte Mariano duran una hora y se basan en la práctica de diferentes técnicas de karate simplificadas que implican, sobre todo, el empleo de los codos y las rodillas para golpear y el manejo de una serie de tácticas que permitan a las mujeres escapar de un posible agresor.
“Se trata de salir de una situación violenta eficazmente, haciendo el menor esfuerzo, pero causando el mayor daño posible”, explica el monitor. El entrenamiento de estas mujeres incluye ejercicios variados que se plantean desde un supuesto real de acoso o abuso y se desarrollan con un objetivo común: conseguir evitarlo con éxito.
Las alumnas trabajan por parejas y practican técnicas de defensa para librarse de un agresor que las sorprenda por detrás en plena calle, que intente levantarlas para reducirlas o que las toque y agarre sin su consentimiento en una discoteca. Las técnicas trabajadas no son especialmente difíciles, por lo que no requieren de un entrenamiento intenso sino de constancia. “Defensa personal no se aprende en un cursillo sino a través de la repetición en las clases hasta que las técnicas se convierten en un acto reflejo”, explica Mariano.

 Las clases pretender ser una herramienta útil para cualquier mujer que se tope con una situación de acoso o agresión

Autodefensa como respuesta

Estas clases de defensa personal están abiertas a todas las mujeres, a partir de 12 años, que estén interesadas en aprender este tipo de técnicas. Hurtado está satisfecho con la acogida que han tenido las clases, pero espera que esto sea solo el principio de una actividad que llegue a popularizarse y se convierta en una “herramienta útil para cualquier mujer que se vea metida en una situación de violencia de este tipo”.
Olga y Sara, alumnas de las clases y pertenecientes a la AMPA del colegio, están encantadas con la experiencia y aseguran sentirse “más seguras cuando van por la calle” porque ahora confían más en su capacidad para defenderse de un posible ataque cuando van solas de noche por la calle o cuando salen muy temprano para ir a trabajar.
Todas las mujeres interesadas pueden acudir al colegio Greenpeace para aprender técnicas de defensa en estas sesiones, ya que tanto Mariano como las alumnas estarían encantadas de que el grupo creciese e, incluso, hubiese que ampliar horarios. Si esto ocurre, “puede que haya que haya que empezar a cobrar las clases para llevarlas adelante, pero sería una cantidad simbólica porque no se busca lucro con esta actividad”, apunta el monitor.