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La madre de Mari Carmen y Josefa Sánchez y abuela de Laura Dorado falleció el pasado mes de octubre; su último deseo era ser enterrada junto a su marido en el cementerio viejo de Fuenlabrada, pero -pese a estar la familia convencida de que el pago de los nichos estaba hecho para 50 años- un problema burocrático obligó a que la inhumación tuviera que realizarse en el camposanto nuevo, alegando que sólo se había abonado la cantidad establecida para un periodo de 10 años. Ante la imposibilidad de acreditar lo contrario o poder obtener un resguardo en fin de semana, los parientes se vieron obligados a aceptar dicha decisión. Con el tiempo, sin embargo, apareció el documento justificativo que les da la razón. Hablamos con ellas en Televisión Digital de Madrid, donde exponen su caso "para que no se vuelva a repetir" y con la esperanza de "obtener una solución".
El sistema no estaba informatizado, lo tenían todo apuntando en un cuaderno a boli
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