El Ayuntamiento de Galapagar, con las Concejalías de Urbanismo y de Inclusión de la mano, trabaja por ir eliminando puntos negros del municipio en materia de accesibilidad. Se trata de esas barreras arquitectónicas que, en forma de farola, poste de luz o cualquier otro tipo de mobiliario urbano, fueron colocados un día sin pensar en la accesibilidad de los vecinos e imposibilitaban el paso de viandantes, de carritos o personas con movilidad reducida.
Esta vez ha sido el turno de una farola ubicada en el cruce de la calle San Gregorio con la calle Escuelas y que, colocada justo en mitad de la acera, cerraba por completo el paso y obligaba a los peatones a invadir la carretera.
Para el concejal de Urbanismo, Ángel Camacho “son pequeñas actuaciones que vamos haciendo poco a poco para mejorar el pueblo, para hacerlo más cómodo y seguro y, sobre todo, también más inclusivo, pensando especialmente en aquellos vecinos con movilidad reducida que actualmente tienen que ir sorteando baches y caminos imposibles en su día a día”.