Recordemos que el modelo urbanístico de crecimiento continuo ha destruido gran parte del medio natural y rural, ha creado un urbanismo disperso y caótico, ha deteriorado un paisaje valiosísimo, ha hecho de la vivienda un bien caro y especulativo, ha apostado por la hipermovilidad insostenible, contaminante e ineficaz del vehículo privado a la vez que ha desestructurado los espacios de convivencia (y con ellos la vecindad y la ciudadanía). Es precisamente Galapagar uno de los peores ejemplos en nuestra comarca de tales deterioros.
El Avance, sin estimar previamente la capacidad de construcción ya existente en el municipio (“capacidad residencial remanente”), pretende habilitar terreno urbanizable donde sería posible la construcción de 2.823 viviendas así como otros inmuebles, más los centenares que se podrían construir con las normas actuales. Así, además de la destrucción de suelo vivo que ello implicaría, se pondrían sobre sus calles y carreteras más de 4.000 vehículos particulares nuevos y se incrementarían anualmente los desplazamientos en varios centenares de miles, en un municipio y una comarca ya muy saturados.
El Avance opta también por el modelo de hipermovilidad basado en el vehículo privado cuando plantea, por ejemplo, la construcción de una costosísima vía de circunvalación alrededor del casco urbano principal, lo que atraería más vehículos de paso, ocuparía nuevos terrenos rurales, incrementaría las contaminaciones, etc. (en vez de apuntar al apaciguamiento del tráfico, como se viene haciendo en otros municipios).
El Avance deja de lado otros aspectos de la vida cotidiana de la gran mayoría de vecinos y vecinas
El Avance, para justificar esa opción alejada de los intereses generales, utiliza un lenguaje engañoso cuando plantea que es necesario “coser” el núcleo urbano, lo que significa que se edifique en las cuñas rurales cercanas a las viviendas, como si éstas empeoraran la vida de los vecinos y vecinas. Cuando sucede, al contrario, que mejoran su calidad de vida, la percepción del espacio, el paisaje, la calidad el aire y hacen más grata y humana la propia vida urbana.
El Avance deja de lado otros aspectos de la vida cotidiana de la gran mayoría de vecinos y vecinas (como la falta de vivienda en alquiler social, la carencia de parques urbanos, la necesidad de apoyar al comercio de proximidad, el cuidado y fomento de la producción agropecuaria, la sobresaturación de líneas de Alta Tensión y Muy Alta Tensión en el municipio y otros) mientras parece que atiende más bien a los intereses especuladores de los propietarios de suelo, incluso de aquellos que atesoran suelo urbano sin desarrollar desde hace decenios, y que son premiados con enormes incrementos de la edificabilidad.
El Avance presenta un incompleto y raquítico Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, que deja fuera muchos elementos valiosos, conjuntos, visualizaciones, paisajes, etc., olvidando que es un deber constitucional de las administraciones públicas proteger y mejorar el patrimonio cultural.
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