En unos días vuelve a ser 8 de marzo y se reavivarán las reivindicaciones feministas. En Getafe, el Gobierno Municipal está liderado por dos mujeres que se llaman feminista la una a la otra.
Mientras tanto, despiden improcedentemente a una trabajadora municipal —que es familia monomarental— en mitad de una pandemia y cuando reciben la sentencia judicial, en lugar de readmitirla en su puesto de trabajo, recurren la sentencia. Es el caso de Ángeles Guindel que lleva 9 meses sin empleo.
También, convocan, después de 20 años, un concurso-oposición donde no valoran adecuadamente los méritos adquiridos por las maestras de las escuelas infantiles municipales y de las trabajadoras sociales. Un proceso que pone en riesgo el trabajo de decenas de mujeres a las que, durante dos décadas, se les ha negado la posibilidad de tener su plaza en propiedad por abuso de temporalidad del Ayuntamiento de Getafe.
El feminismo hay que demostrarlo con hechos, no solo con palabras.