Hace unos días, la placa de la Ruta de la Memoria Histórica de Getafe, que contaba una pequeña parte de la Casa del Pueblo de Getafe, aparecía vandalizada.
Las Casas del Pueblo eran un tipo de instituciones que agrupaban a las diferentes sociedades obreras de una población y que cumplían una labor de coordinación, asistencia e impulso cultural de primer orden en aquellos tiempos. El origen de estos movimientos asociativos en España se produjo especialmente en los últimos treinta años del siglo XIX.
Recuperar la historia de la Casa del Pueblo y de las organizaciones obreras en Getafe resulta difícil por la escasez de documentos, debido a la destrucción producida por la represión franquista. Con todo, parece evidente que existieron y que jugaron un papel que fue recogido decenios más tarde por las generaciones que asumieron la lucha antifranquista, aun sin conocer su existencia. Recuperar su memoria es necesario porque nos sirve para recuperar una de las señas de identidad de esta localidad: su capacidad de organización y de ejercicio de solidaridad para mejorar las condiciones de vida de la mayoría. Una seña de identidad que, en estos tiempos, resulta más que necesario no dejar caer en el olvido.
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