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La expansión y conocimiento de la cultura andaluza hace que los españoles se sientan identificados dentro y fuera de nuestras fronteras. La luz, el color, la música, la gastronomía y su sincera acogida hacen seña de identidad.
El Presidente de la Casa regional andaluza en Getafe, Luís Grisolía, ha querido poner de manifiesta la importancia de esta institución como “una entidad abierta en la que queríamos profundizar en la dignificación de la tierra”.
La realidad de muchas agrupaciones regionales es que se convirtieron en auténticas agencias de trabajo en las que luchaban por encontrar una salida de los latifundios a sus paisanos para mejorar la calidad de vida de todos paisanos. Por ello, viajaron hasta las principales ciudades españolas y, en concreto, Madrid se convirtió en e rompeolas de las culturas.
“Hemos vertebrado a las ciudades de nuestro entorno”, ha afirmado Luis Grisolía.
A pesar de esta lucha, Grisolía ha hecho especial hincapié en que, en un primer momento, a pesar de que “Andalucía ha sido un pueblo trabajador y humilde, hemos venido a trabajar y hemos sido mundialmente reconocidos la mano de obra. Siempre nos han tenido el sello del andaluz vago de la siesta”, pero con el tiempo han podido prescindir de esa estigmatización que está muy lejos de la realidad.